Está por ver calendario e intensidad de las movilizaciones anunciadas este lunes, pero la plantilla de Navantia Puerto Real tiene claro que es urgente levantar la voz ante la falta de faena. Juan Escamilla, miembro del comité de empresa por CCOO, acusa a la firma de romper con lo acordado en el plan estratégico pactado con los agentes sociales para 2018 y 2022. La factoría queda restringida, en la práctica, para la ejecución de contratos para la industria eólica marina, pero ni siquiera hay proyectos concretos aún.
Escamilla, que deja claro que la línea de negocio de las energías verdes es bienvenida, remarca que la línea principal del astillero es la construcción de buques, tanto civiles como militares. Pero la última vez que se cortó chapa en Puerto Real fue en septiembre de 2020 y, en el mejor de los casos, no se volverá a cortar hasta finales de este año o el próximo.
Con unos 400 trabajadores en la actualidad, frente a los 3.000 con los que ha contado sumando la industria auxiliar, la situación es insostenible. El Ministerio de Defensa firmó en junio de 2021 la orden de ejecución del nuevo Buque de Acción Marítima (BAM-IS). Desde entonces, se posterga el inicio del mismo.
Para Diego Chaves, presidente de la Federación de Empresas del Metal de Cádiz (Femca), es insuficiente, en cualquier caso. “Es una cáscara de nuez para un dique de medio kilómetro”, observa. “Tratan de tapar un agujero con un alfiler”, agrega, y carga contra el Gobierno, cuyos “miembros veranean aquí, mientras impulsan el dique cubierto en Ferrol”. También lamenta el daño de la huelga sectorial de noviembre. Los sindicatos “incendiaron Cádiz por una subida salarial del 0,5%, que nos ha hecho menos competitivos”, justo cuando necesitamos macroproyectos.
