La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería ha condenado a seis años y nueve meses de prisión a M.K., el joven maliense de 28 años que en septiembre de 2020 atentó contra varios agentes con los machetes que portaba, de forma que tras varios intentos finalmente tuvo que ser reducido de dos disparos que impactaron en un brazo y la pelvis.
El acusado ha aceptado una condena por un delito de homicidio en grado de tentativa agravado por el uso de armas y estar dirigido contra agentes de la autoridad tras la modificación del escrito provisional por el que se solicitaban diez años de prisión de la Fiscalía y de la acusación particular, ejercida por María Mercedes Rodríguez, del despacho Miranda Asesores y que representa al sindicato policial Jupol, según ha indicado la propia organización en un comunicado.
Asimismo, le impone la prohibición de aproximarse y comunicarse con el agente sujeto del intento de homicidio durante el tiempo de condena, multa de un mes por cada uno de los delitos de lesiones, con cuota diaria de tres euros o responsabilidad personal subsidiaria en caso de impago.
Además de las penas privativas de libertad, la Audiencia Provincial impone al acusado la obligación de indemnizar al agente sujeto de tentativa en la cantidad de 2000 euros por el daño moral causado y a los agentes sujetos de lesiones en la cantidad de 200 euros a cada uno por las lesiones causadas.
Los hechos ocurrieron el 25 de septiembre de 2020 sobre las 13,00 horas en las inmediaciones del CEIP Inés Relaño de Almería cuando se alertó de la presencia de M.K. en la calle, en estado de agitación y armado con varios machetes.
La Sección Tercera de la Audiencia considera probado que los funcionarios policiales se bajaron del vehículo y se dirigieron hacia el condenado a fin de neutralizar la amenaza, identificar al individuo y proceder a la intervención de las armas dada su peligrosidad.
El procesado, que hizo caso omiso a las indicaciones de los agentes para que depusiera su actitud amenazante, se negó reiteradamente a ello y trató de huir del lugar. Una de las agentes hizo uso de su defensa reglamentaria con el fin de que el autor soltara las armas blancas, ante lo que el mismo, con "claro menosprecio al principio de autoridad y esgrimiendo los cuchillos en actitud intimidatoria" trató de acometer con ellos a la agente interviniendo los otros dos policías para intentar reducirlo y poner fin a la amenaza.
El procesado logró zafarse del bloqueo de los tres policías y huir a la carrera, de modo que se inició una persecución a pie. En el curso de la misma uno de los agentes sacó el arma reglamentaria conminando repetidas veces al procesado para que se detuviera, al tiempo que otro de los agentes haciendo uso de un escudo invertido trataba de cerrar más atrás la vía de escape.
Tras verse interceptado, el procesado nuevamente se dirigió con los cuchillos en alto "con la clara intención de agredir a la agente", momento en el que otro de los agentes efectuó "dos disparos intimidatorios al aire" al tiempo que le gritaba que se tirara al suelo y arrojara los cuchillos.
Lejos de atender las indicaciones y deponer su actitud, el procesado se dirigió nuevamente esgrimiendo los cuchillos hacia el agente referido, quien "ante el temor inferido por el violento comportamiento mostrado" y "dada la peligrosidad de las armas que portaba", comenzó a retroceder, al tiempo que el procesado se dirigía hacia el mismo persiguiéndole y acometiéndole con los cuchillos "con la clara intención de acabar con su vida".
El agente, que vio "peligrar su propia vida", efectuó varios disparos "alcanzando dos de ellos al acusado en el brazo izquierdo y en la pelvis y dos disparos a viandantes que transitaban por el lugar tras atravesar uno de los proyectiles al acusado e impactar en un viandante". Con el apoyo de otra dotación policial finalmente seis agentes lograron reducir al acusado y neutralizar definitivamente la amenaza.