La investigación comenzó en noviembre, cuando una pareja de la Guardia Civil de Tráfico de Toledo interceptó un camión góndola que cargaba dos máquinas telescópicas con destino al puerto de Algeciras y, al analizar la documentación, sospecharon que las máquinas podían haber sido robadas.
Se descubrió así una red que estaba muy jerarquizada y dividida en dos células, una que trabajaba en la provincia de Guadalajara y otra en las de Toledo y Madrid, y en varios grupos, que contaban con colaboradores en varias ciudades, entre ellas Algeciras.
Mientras un grupo planificaba, coordinaba y dirigía el robo de los vehículos pesados y su posterior transporte al puerto, así como su venta en países norteafricanos, otros dos eran los encargados de los robos, normalmente en obras y carreteras en construcción, y de llevar las excavadoras a los almacenes que tenían preparados.
En estos depósitos otro grupo las custodiaba y alteraba los números de bastidor o serie de la maquinaria y falsificaba la documentación que iba a ser entregada en la oficina de la aduana. Por último, un quinto grupo se encargaba de encontrar el transporte necesario desde el lugar de almacén hasta el puerto donde partían hacía otros países.
Normalmente contrataban empresas de transporte ajenas a la organización que no sabían el origen de la mercancía, salvo uno de los transportistas, que es uno de los detenidos, y conocía la procedencia ilegal de las máquinas. La Guardia Civil ha conseguido descubrir los distintos almacenes, algunos de ellos en Algeciras, y se han recuperado catorce de las máquinas sustraídas entre retroexcavadoras mixtas y máquinas telescópicas.