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Cádiz

¡Que viva el Santo Fray Diego José de Cádiz!

Ojalá pronto la Hermandad del Prendimiento promueva la operación burocrática para que lo eleven a los altares

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  • El Beatro Fray Diego, en procesión. -

El pasado sábado vio la luz el cartel editado por la cuadrilla de cargadores del Beato Fray Diego José de Cádiz, obra de José María Reyna Cabrera, presentado durante la celebración del tercer día de Triduo en honor del más insigne de los gaditanos. Y es que en la Diócesis de Cádiz y Ceuta se celebraba el pasado domingo la fiesta del Beato Fray Diego. Para ello, la Hermandad del Prendimiento organizó la visita y oración en su casa natal, en la calle Bendición de Dios. Una actividad que lamentablemente pocos gaditanos conocen y que merece mucho la pena poder descubrir.

La imagen del Beato Diego José de Cádiz que se venera en su capilla de la calle Bendición de Dios, más allá de su calidad artística, es una de las aportaciones devocionales y una deuda saldada con quien fue gran promotor y predicador de las bondades de la ciudad de Cádiz.

Lamentablemente su devoción va a menos y si nadie lo remedia, acabará desapareciendo, pues cuesta que las nuevas generaciones difundan y propaguen su mensaje, quién fue y que significó para Cádiz y el mundo.

En Cádiz hubo un gran embajador de su vida y obra que fue el ilustre cofrade gaditano Jose María Verdía, fundador y mentor de la Hermandad del Prendimiento, quien como cotitular de la hermandad recibió sus cultos tanto internos como externos. Ojalá pronto sus sucesores en la hermandad emprendan un proyecto de difusión y procedan a promover la operación burocrática que merece para que lo eleven a los altares. Pues su vida siempre dedicada a los pobres y a la misión evangelizadora fue un claro ejemplo de santidad.

Cabe destacar que como capuchino, su predicación fue la actividad más específica y privilegiada desde sus comienzos. Entonces, las misiones populares estaban constituidas por grupos de predicadores que recorrían los pueblos evangelizando a los fieles.

Si la iglesia era pequeña, se instalaba el púlpito en la plaza y los predicadores se turnaban. El principal objetivo de las misiones era provocar entre los habitantes de los lugares visitados una convulsión de las conciencias (catarsis) que compensase la insatisfactoria atención y la rutina de los curas de parroquia.

Fray Diego fue considerado el gran apóstol de la Divina Pastora de las almas, continuó con gran actividad apostólica la labor de Fray Isidoro de Sevilla, llevando la devoción a la Madre del Buen Pastor a los más recónditos lugares, si Fray Isidoro fue el iniciador de la devoción pastoreña, Fray Diego fue el que consiguió que el Papa Pío VI instituyera en 1795 la fiesta litúrgica de la madre del Buen Pastor.

Los de ahora, son tiempos difíciles. Tiempos de volver a escudarse en la fe, de refugiarse en aquellos que nunca faltaron a su cita con los más necesitados. Es hora de que Cádiz, la Hermandad del Prendimiento y la Diócesis de Cádiz y Ceuta, pueda clamar en voz alta “¡que viva el Santo Fray Diego José de Cádiz!

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