Las bases científicas de Estados Unidos en la Antártida, puntos de investigación donde en invierno apenas conviven unas 300 personas, se han visto salpicadas por casos continuos de acoso y abuso sexual que un informe oficial acaba de sacar a la luz.
El análisis de la Fundación Nacional de Ciencia, del que se hizo eco esta semana la radio NPR, recurrió a sondeos anónimos y a conversaciones en grupo y sus conclusiones evidencian que tanto hombres como mujeres consideran que ese tipo de conducta y delito es un problema recurrente.
En concreto, siete de cada diez mujeres y casi cinco de cada diez hombres apuntan que hay un problema de acoso sexual entre los trabajadores en esas bases, mientras que los porcentajes bajan al 47 % y 33 %, respectivamente, en cuestión de agresión sexual.
Estados Unidos tiene tres bases permanentes en la Antártida (McMurdo, South Pole y Palmer Station), desde las que se viaja a otras localizaciones, y dispone además de barcos de investigación. En verano el máximo de gente llega a las 1.613 personas y en invierno a las 373.
Su informe deja claro que la situación allí no era desconocida: "Mucha gente me dijo que no tenía que ir a South Pole sin pareja porque me iban a acosar constantemente", apunta una persona bajo condición de anonimato.
El documento recalca que los casos de acoso suelen ser más frecuentes en ámbitos laborales intensos, aislados, con mayoría masculina o donde una mayoría de hombres ocupa cargos de responsabilidad.
"Todas las mujeres a las que conocí allí habían experimentado una agresión o acoso", apunta una de las mujeres que respondió a la encuesta, enviada a 3.846 trabajadores actuales de esas bases o que habían sido destinados allí en los anteriores tres años.
El sondeo refleja que aquellos que ganan menos están más de acuerdo con que la situación es problemática. Así lo admiten por ejemplo el 49 % de los hombres que reciben menos de 50.000 dólares y solo el 18 % de quienes ganan 150.000 o más.
Entre las mujeres, todas aquellas cuyo sueldo es menor a los 15.000 dólares señalan que la agresión sexual es algo preocupante en esas bases, y apenas el 29 % de las que ganan más de 150.000 llegan a esa misma conclusión.
El estudio recalca que el espacio de vida y de trabajo en la Antártida es limitado y la privacidad "casi inexistente", por lo que la línea que separa lo personal y lo profesional suele estar difuminada.
La Fundación apunta que la infraestructura dedicada a la prevención es mínima y que cuando existe está más centrada en dar una respuesta a lo que haya pasado que a evitarlo.
El Programa de Estados Unidos en la Antártida gestiona toda la investigación y la logística que se lleva a cabo allí y los entrevistados dejan entrever que no se confía en que las personas al mando vayan a dar solución a la situación.
La Fundación Nacional de Ciencia ve urgente mejorar la comunicación, incrementar el compromiso y la rendición de cuentas o fortalecer la ayuda a las víctimas, y sostiene que ya se han empezado a tomar medidas al respecto, con talleres en manos de expertos o análisis para ver cómo ofrecer apoyo adicional.