Un equipo de investigación de la Universidad de Jaén (UJA) ha creado un sistema que genera la energía necesaria para la producción de aceite de oliva en las almazaras a partir de los propios residuos del proceso.
Junto a la economía circular que se establece y del ahorro que supone para la industria, hay que sumar un beneficio para evitar el cambio climático, ya que se reducen las emisiones de CO2, principal gas de efecto invernadero.
En el proceso, se produce biocarbón que mejora el rendimiento de cultivos y amplía la captación de gases en el suelo. La gasificación se ha probado con éxito en una planta piloto y está en vías de aplicación en el norte de África, según ha informado este martes la Fundación Descubre.
Los residuos que se generan en la producción de aceite de oliva en las almazaras suponen el 80 por ciento del peso total de la aceituna que se recibe. Este excedente es, normalmente, transportado a las orujeras para su aprovechamiento.
Con el método de los investigadores de la UJA se aprovecha en origen, por lo que, además de evitar el coste del transporte y las emisiones de gases al medio ambiente que conlleva, plantea una de las mejores opciones para que esta industria sea ejemplo de economía circular.
El sistema consiste en una planta de gasificación que se alimenta de los residuos y genera el gas suficiente para la obtención de electricidad en la producción de aceite de oliva. El propio alperujo que se crea en la molienda de la aceituna es el alimento para el generador que sirve energía a la planta.
"De esta manera, no solo se evita la necesidad del consumo eléctrico externo, lo que supone un ahorro muy considerable para los productores, sino que también se reduce un 8,25 por ciento la huella ambiental de las almazaras. Esta bajada supone un 21 por ciento menos en la contribución de esta industria en el cambio climático con respecto a la actualidad", ha explicado el investigador de la UAJ y uno de los autores del artículo Lázuli Fernández.
De esta forma, se da valor directo a los residuos obtenidos convirtiéndolos de nuevo en materia prima para la generación de electricidad. Por otro lado, no sólo se elimina la factura de la luz de las almazaras, sino que se produce el suficiente excedente para verter la energía sobrante a la red pública y obtener ingresos por ella.
"Además, la contribución a la sostenibilidad del medio ambiente y a la mitigación del cambio climático, lo convierten en la alternativa más eficiente actualmente en el mercado", ha añadido el experto.
Actualmente, una almazara de tamaño medio tiene un coste en torno a los 100.000 euros al año en electricidad. La planta propuesta genera 0,88 kilovatios hora de electricidad renovable por cada kilogramo de aceite de oliva, lo que anularía esta factura.
Incluso, fuera de la temporada de campaña, se podría revertir electricidad a la red pública obteniendo también beneficio por ello. También ofrece el calor suficiente para abandonar la práctica actual de quemar una parte importante de la producción de hueso de aceituna para su uso como biomasa.
El estudio propone la instalación en las almazaras de una planta de gasificación alimentada con alperujo de oliva para la generación combinada de calor y electricidad y la producción de biocarbón. De esta manera, se puede gestionar in situ todo el alperujo procedente del proceso de extracción del aceite, evitando su transporte a las plantas de extracción.