El juicio contra un vecino de Santiago acusado de asesinar en septiembre de 2020 a su sobrino de tres años en el domicilio de sus abuelos se celebrará a puerta cerrada.
Así lo ha decidido este martes la magistrada presidenta del tribunal, en la primera sesión del juicio que, durante nueve jornadas acogerá a sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, con sede en Santiago.
Esta primera sesión ha arrancado con la selección del jurado popular --cinco mujeres y cuatro hombres-- que se encargarán de determinar la culpabilidad o no del acusado. A continuación, se han analizado las cuestiones previas.
Tanto Fiscalía como la defensa del procesado habían pedido que las sesiones se celebrasen a puerta cerrada para preservar la intimidad de la familia de la víctima, algo a lo que se había opuesto la acusación popular, que lleva la Fundación Amigos de Galicia. La madre del menor también había reclamado esta opción.
En la primera sesión, la magistrada presidenta ha preguntado su parecer también al jurado, que se han mostrado favorables a que no sea en audiencia pública y ha decidido que así sea. No obstante, ha recordado que la lectura del veredicto, con el acusado presente, sí será pública.
El caso se remonta al 21 de septiembre de 2020, cuando, según argumentan tanto la Fiscalía como la acusación popular, el hombre acabó con la vida del niño asfixiándolo tras encerrarse en un baño de la vivienda en la que se encontraban.
Para estas dos partes personadas, los hechos son constitutivos de un delito de asesinato, por lo que piden para el hombre la pena de prisión permanente revisable. Asimismo, Fiscalía reclama una indemnización de 150.000 euros para cada uno de los padres del menor y de 50.000 euros para cada una de sus hermanas, de las que pide establecer una orden de alejamiento por 25 años
La defensa, por su parte, pide la libre absolución, alegando que lo ocurrido fue fruto de un brote psicótico en el que el acusado no era consciente de sus acciones.
Tal y como recoge el escrito de acusación fiscal, el acusado se encontraba jugando con su sobrino en una vivienda en Santiago en septiembre de 2021 cuando lo acompañó hasta el baño. Allí, tras cerrar con llave la puerta principal de acceso a esa planta y la del baño, y "con ánimo de acabar con la vida" del niño, se colocó sobre él y lo asfixió tapándole la nariz y la boca.
Tras el crimen, el hombre, que presentaba afecciones psiquiátricas previas, permaneció durante un mes ingresado en la unidad de Psiquatría. Sin embargo, cuando fue dado de alta, la jueza determinó que era imputable, por lo que dictó su ingreso en prisión.
La defensa del hombre, sin embargo, alega que no era consciente de los hechos cuando se produjeron. Su familia, que también lo es de la víctima, no se personó en la causa como acusación, que ha dejado en manos de Fiscalía.
Sí se ha personado la Fundación Amigos de Galicia, que ejerce el papel de acusación popular y que basa la argumentación de su escrito en que los médicos psiquiatras que atendieron al hombre tras el crimen descartaron "evidencia psicótica", así como que el informe de imputabilidad del Imelga apunta a "un episodio depresivo de características leves".
Por ello, estima esta parte, "se puede concluir que su capacidad volitiva podría haber estado afectada de manera leve en el momento de los hechos, considerándose un nexo de causalidad en términos de parcialidad e hipótesis, nunca en términos de totalidad ni certeza"
