Las hormigas rabiosas de Laza y los trapos de mierda vuelven a salir un año más a la calle de esta pequeña villa ourensana de un millar de habitantes que vive con gran intensidad una de las festividades más primitivas del Entroido, el carnaval gallego.
Después del parón sufrido por la pandemia de covid-19, vecinos y visitantes han vuelto a abarrotar este año las estrechas calles de la localidad, por la mañana con la batalla campal de "farrapos" y la "xitanada dos burros", una singular procesión, en la que participan curiosos personajes.
Por la tarde, ha sido el espectáculo de la bajada de la Morena y el lanzamiento de hormigas rabiosas, que marcan el apogeo de esta festividad, en el conocido Luns Borralleiro y que confirman en esta localidad: "Hoy habrá fiesta rachada".
Un joven lazano comenta que el Entroido está marcado en rojo en el calendario festivo ourensano.
"Es sorprendente que, a pesar de estar declarada de interés turístico de Galicia sea tan conocida", comenta este vecino, quien después de "meterse en barro y en Fariña", ya piensa en vestirse de Peliqueiro, personaje de autoridad de esta festividad carnavalesca gallega.
Orgullo de de la fiesta del "Entroido de Laza" porque le genera un "sentimiento inexplicable", "estos seis días resumen lo mejor que tenemos en todo el año, el resto de días los llevamos como podemos", comenta Adrián, quien trapo en mano, no duda en manchar a cada persona que ve limpia.
Es testigo de ello Mabel, una joven estudiante que no ha dudado en desplazarse desde Barcelona a Laza para disfrutar de la experiencia de vivir uno de los carnavales más singulares y salvajes del noroeste peninsular.
Después de su anterior viaje a Galicia, para recorrer el Camino de Santiago, se muestra dispuesta a participar en esta fiesta aunque eso, si, con cierta prudencia.
"Ya había venido antes a Galicia para hacer el Camino de Santiago pero, en plan entroido, es la primera vez que vengo y es toda una experiencia", afirma Mabel, quien considera "alucinante" la tradición carnavalesca gallega.
Acompañada de un amigo de Valencia que reside en Galicia y de su pareja, además de otros compañeros, Mabel espera disfrutar de esa mezcla de costumbres ancestrales con aire primitivo.
Las calles de Laza se encuentran abarrotadas de visitantes, algunos de ellos desplazados en autocaravanas, para disfrutar del colorido vestuario de unos personajes carnavalescos producto de la imaginación y de la tradición de pueblos y aldeas que han logrado mantener hasta ahora.
Los hosteleros y empresarios se muestran encantados a la vez, que algo desbordados por el éxito reanudado tras unos años de reclusión por las consecuencias de la pandemia de covid-19.
"Llevamos a tope toda la jornada, el ambiente es muy bueno, se ve que la gente tiene ganas de fiesta", asiente Manolo, quien no ha parado de despachar en el supermercado local, en las inmediaciones de la plaza de la Picota.
La fiesta continúa esta tarde con la salida de los Peliqueiros, encargados fusta en mano, de poner la autoridad al carnaval, y la posterior bajada de la amplia comitiva, encabezada por el burro, la Morena (una suerte de vaca), las hormigas rabiosas, con vinagre, la harina, los toxos, marcando el cúlmen a esta jornada.
El apogeo de esa fiesta suele terminar con cánticos de "Que bote A Picota, que bote la Picota", el reparto de cachucha y la música de las orquestas, que puede prolongarse hasta la madrugada.
Galicia
Laza, el carnaval donde vuelvan los trapos sucios y las hormigas rabiosas
Un joven lazano comenta que el Entroido está marcado en rojo en el calendario festivo ourensano
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