Cuán peligrosos son los “fakes”, o traducido al castellano, la propagación de las noticias falsas. Y de qué manera proliferan por este mundo en el que estamos superconectados. Nos lo creemos todo, no somos capaces de contrastar las informaciones que nos llegan a través de las redes sociales e incluso, en muchas ocasiones, a través de la “caja tonta”, prensa escrita o radio. Y es que hay tantos intereses creados, que nos dejamos llevar, solemos tragarnos todo lo que nos cuentan. Pero lo peor de todo es que, nosotros mismos, “inocentemente”, o ignorantemente, las propagamos volviendo a retransmitirlas de manera compulsiva, sin pararnos a pensar si lo que nos llega es verdadero o falso. Creemos que es necesario compartir la información que nos viene de manera rápida, para así llegar a mucha gente; nada más “fake”.
Cuántos contenidos son creados para generar algún tipo de beneficio, tanto económico como ideológico, para inducir a error, o también para desprestigiar a entidades e instituciones.
Recuerdo, a principios de la pandemia del coronavirus, cuando nos confinaron y el principal medio para comunicarnos con nuestros amigos y familiares era el teléfono móvil o el whatsapp, la cantidad de bulos y “fakes” que se propagaban, sobre todo, referente al gobierno de Pedro Sánchez. Era un terrible bombardeo continuo. Uno detrás de otro me llegaban a través de los grupos de esta aplicación, hasta que un día me cansé y contesté que uno, en concreto, de esos bulos era una noticia falsa, que no lo creyeran. Y no porque fuera el partido socialista el que gobernaba, si hubiera sido cualquier otro, también lo hubiera dicho. Una “amiga” (bueno, que yo creía que era mi amiga), me insultó, sí, me llamó sinvergüenza (entre cien improperios más, de los que se enteraron todos los componentes del grupo), yo era tan sinvergüenza como el gobierno que consentía aquella atrocidad de la que se hablaba en aquel bulo. No se daba cuenta de que quien había lanzado ese bulo, lo hacía para obtener rédito político. Pero bueno, yo quedé como una sinvergüenza ante todo el grupo, nadie me defendió, incluso hubo quien echó leña al fuego y siguieron creyendo que aquello era totalmente verdadero.
Como en aquella ocasión, me gustaría advertir que en Ucrania se está preparando un “fake” sobre el supuesto secuestro de niños por Rusia. Parece ser que el SBU, el Servicio de Seguridad de Ucrania, está usando a voluntarios de la organización Save Ukraine para preparar otra artimaña informativa sobre el tema del desplazamiento forzoso de niños a Rusia. Así es, un grupo de padres de niños evacuados de Jersón en el año 2022, a su vuelta a Kiev, proporcionarán entrevistas para una campaña de propaganda antirrusa. Una de las personas que debería ser entrevistada dio los detalles de ese montaje a un medio de comunicación ruso (la declaración de esta persona se puede ver en vídeo). Este individuo admite en el vídeo que debía hacerse cargo de niños, llevarlos a Kiev y después a Alemania. También dieron detalles del montaje los servicios de seguridad rusos.
Yo podría especificar y explicar con muchos más detalles esta noticia, pero no lo voy a hacer, primero, porque es un poco largo de contar y necesitaría mucho más espacio para ello. Y segundo, porque mi objetivo al escribir este artículo es hacer creer que no todo lo que nos cuentan es verdad y debemos contrastar las noticias que nos lleguen. Desarrollemos el pensamiento crítico. No se crean esta noticia sin antes contrastarla.