El Ayuntamiento no se entera. Lo sabe todo el mundo -todo el que quiere enterarse, vamos- menos el Ayuntamiento. Un Ayuntamiento anterior condenó a la Avenida sin árboles y, cuando rectificó ya el hormigón inundaba el suelo. Por eso sólo se pudieron sembrar naranjitos que no pueden crecer por falta de eso, de suelo. El mismo que autorizó a la Universidad a destruir la parte más frondosa del parque de El Prado. Otro más reciente se empeñó en acabar con el árbol de la placita -ocupada por cierto- en la confluencia de las calles Pagés del Corro y San Jacinto, ante la Iglesia del mismo nombre y hubo que forzarlos porque seguía en su obcecación después de las sentencias en contra.
El Ayuntamiento tiene un contrato con una empresa privada para el talado y la poda de árboles. Y, aunque se debe suponer que dicha empresa tendrá técnicos en arboristería, da la impresión de que más bien los tiene en arboricidio, porque se les ve talar y dejar el tocón, será para impedir una nueva siembra en el lugar dejado vacante. Debe ser esa empresa concesionaria, aunque la responsabilidad principal recae en el Ayuntamiento, la que cada año realiza podas a final de primavera y en verano, acción más que torpe, pues también saben que los árboles absorben CO2 y devuelven oxígeno, lo que nos permite respirar, da sombra y con ello una notoria bajada de las temperaturas.
Si lo hacen para evitarse contrataciones temporales será un problema exclusivo de dicha concesionaria y del Ayuntamiento que lo debe tener recogido en el pliego de condiciones o en el contrato suscrito. Lo cierto es que esa poda fuera de su fecha nos está quitando la sombra en verano y hace subir la temperatura. Nos está haciendo daño al sufrido pueblo de Sevilla. Hacen falta regidores amigos de los árboles y de la naturaleza, porque ya deberían saberlo: el ser humano la necesita. No hay posible división entre uno y otra, mucho menos contraposición. Por eso cuidarla es uno de los primeros deberes de la Administración. Cuidarla y ampliarla, no reducirla, no minorarla. Así que volvamos a podar en su fecha.
