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El cementerio de los ingleses

Fantasmas y personas

La extrema derecha ha tratado de ser el pescador que obtiene ganancia de este río revuelto que es la polarización, la tensión social y las opiniones encontradas

Publicado: 06/08/2023 ·
19:31
· Actualizado: 06/08/2023 · 19:37
Autor

John Sullivan

John Sullivan es escritor, nacido en San Fernando. Debuta en 2021 con su primer libro, ‘Nombres de Mujer’

El cementerio de los ingleses

El autor mira a la realidad de frente para comprenderla y proponer un debate moderado

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Lo que más me asquea del panorama político y la irrupción de la ultraderecha (suave eufemismo para referirse al retorno y auge del fascismo) es que se conviertan de nuevo en temas de debate asuntos que no deberían ser ni tema de conversación. La homosexualidad, ampliada a todo el colectivo LGTBI, ha vuelto a las barras de los bares y ha tomado el púlpito global de las redes sociales. El cambio climático, la llegada a la Luna, los chemtrails, las distintas teorías de la conspiración... todo aquello que el consenso científico, político y social creía superado, vuelve a los mentideros de los medios de comunicación, a las poltronas del Parlamento y al centro de cualquier discusión. La violencia de género no podía ser menos.

La extrema derecha ha tratado de ser el pescador que obtiene ganancia de este río revuelto que es la polarización, la tensión social y las opiniones encontradas. Ya con los negacionistas del Covid encontraron un caladero de simpatizantes y votantes, cabreados con la realidad, que no aceptaban el confinamiento, las medidas de un estado de alarma bien aplicado pese a lo dicho en el infame fallo del Tribunal Constitucional y el tener que acatar unas normas pese a que les fuera la salud y la vida en ello. Ya, viniéndose arriba, también encontró dónde arañar votos y retuits en conspiranoicos varios (terraplanistas, negacionistas del cambio climático y audiencia de Horizonte en general). A fin de cuentas, ¿qué son años de estudio e investigación por parte de científicos del más alto nivel comparados con el discurso demagógico y libertario de cualquier mindundi en Youtube o Telegram?

Los ultraderechistas niegan la violencia de género en pro de implantar el término de violencia intrafamiliar, con el discurso populista de que «todas las víctimas son iguales», «la vida de un hombre no vale menos que la de una mujer» y un largo etcétera de frases que suenan muy bien aún faltando a la verdad. Hace un par de años, Carme Chaparro cerraba la boca a Rocío Monasterio en directo, plantenado la siguiente cuestión: si, cuando ETA estaba activa, había tribunales específicos y legislación específica contra el terrorismo y ahora ocurre lo mismo con la violencia de género porque, en ambos casos, se seguía un patrón con mayor virulencia y alarma social que otros crímenes similares, ¿estaban en contra entonces o deberían estar a favor ahora?

ETA es el fantasma que a la derecha y la extrema derecha les conviene resucitar según el contexto: bien por la exhumación de los golpistas de 1936, bien por la proximidad de unas elecciones (antes y después) o bien por señalar los pactos donde esté Bildu para defender los pactos con fascistas, la pala de los conservadores y ultraderechistas está preparada para desenterrar el fantasma del terrorismo, afortunadamente, reducido a un mal recuerdo hace más de una década. Sin embargo, el terrorismo vasco dejó unas 840 víctimas mortales en cuarenta años; la violencia machista, en la mitad de tiempo, 1200. Casi un 50% más en la mitad de tiempo. ¿No requeriría, por tanto, la especial atención que tiene por parte de la justicia y, además, incrementarla? ¿No crea, acaso, suficiente alarma social? Los negacionistas de la violencia machista intentan equiparar a 1200 mujeres asesinadas en veinte años con apenas 200 hombres (incluyendo los muertos a manos de otros hombres en el ámbito de la pareja). Traduciendo estos datos y el discurso equidistante de VOX, para la ultraderecha la vida de un hombre no vale menos que la de una mujer: de hecho, vale seis veces más. Y este discurso está asimilando el Partido Popular a cambio de un plato de lentejas y un gobierno autonómico.

Malos tiempos vienen cuando en Valencia se ha aceptado esa falacia de violencia intrafamiliar, en Molina de Segura se elimina la Concejalía de Igualdad y, sin embargo, se habla de ETA como si siguiera matando. Incluso, banalizan a las víctimas usando el eslogan Que te vote Txapote. ¿Se imaginan la que se formaría si las feministas hubieran usado un que te vote El Chicle, o que te vote José Bretón? Así andamos, quién sabe si seguiremos andando, mientras nuestros políticos sigan igualando a fantasmas con personas. Pero claro, para ellos sólo son mujeres.

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