El otro día tuve la suerte de asistir a una conferencia ofrecida por la Real Academia Sevillana de Legislación y Jurisprudencia en el Ilustre Colegio Notarial de Andalucía dictada por D. Joaquín María Barrón Tous, Presidente del Tribunal Administrativo de Recursos Contractuales de la Junta de Andalucía.
Aunque podría dedicarme llenar este artículo de elogios a las palabras ofrecidas, y me faltaría espacio desde luego, pues he de reconocer mi admiración por el usual detalle y razonamientos que ofrecen las resoluciones de dicho Tribunal, me gustaría aprovechar la ocasión para resaltar la preocupación y crítica que nos trasmitía el Sr. Barrón Tous.
Sus palabras iban dirigidas a la mejora del sistema que enmarca la contratación pública, a la identificación de errores, propuesta de alternativas y, en definitiva, a fomentar el desarrollo de este sector. Sector que en los últimos años ha crecido a pasos agigantados, dejando al descubierto problemas o carencias también mayores, reflejo del símil de “niños pequeños problemas pequeños, niños grandes problemas grandes”.
Sin perjuicio de los matices técnicos u opiniones personales que cada uno pueda tener sobre la contratación pública y la gestión que se hace y se viene haciendo de la misma, la realidad es que el Sr. Presidente encabeza un Tribunal Administrativo que puede presumir de un ejemplar funcionamiento, donde impera una rápida y contundente resolución de recursos y, sin embargo, lejos de regocijarse en ello, busca ir más allá.
La crítica del trabajo desde una finalidad constructiva, así como la propuesta de vías de mejora que el Sr. Barrón Tous planteó el pasado día 18 nos da un tirón de orejas no solo en materia de contratación pública, sino que también nos recuerda la importancia de dirigirnos como profesionales y como personas al fomento del crecimiento y mejora constantes, lo que es sencillamente imposible si no seguimos una actitud proactiva y humilde que pase por pararnos a identificar los puntos débiles, diseñar alternativas de mejora y ejecutar las mismas.
En otras palabras, a veces conviene recordar que lo más simple, como puede ser reconocer errores y ponerles solución, es lo más efectivo.
