José Luis Ábalos es a Pedro Sánchez lo que Juan Guerra fue a Felipe González. Como la piedra oscura de la obra teatral del jiennense Alberto Conejero, solo que aquí se hace cada vez más grande, hasta perseguir al héroe como aquella inmensa bola rodaba detrás de Indina Jones. El escritor Juan Manuel de Prada ha expresado en la Cadena Ser su enorme interés por la peripecia de Ábalos, porque, vino a decir, esa trama “huele a Ducados, a madrugada y a fluidos internos”. Ábalos, efectivamente, parece el personaje de algún libro de Prada. Porque el exministro es el tipo siniestro al que la Guardia Civil señala su “vínculo directo” con la ‘trama Koldo’. Pero curiosamente su biografía arroja algún dato decididamente enternecedor, como el de ese perdido amor hacia su joven amante, ese amor desesperado que vino todo alborotado, como en alguna canción y en el mejor flamenco, ese amor a través del cual, junto a otros argumentos, recorrió Ábalos el peligroso trayecto hacia el abismo personal y político. La chica recibía, según la investigación, 90.000 euros anuales de la trama corrupta para pagar un apartamento en la madrileña Plaza de España, se supone, claro, que por orden del ministro. Y Ábalos la acompañó aquel día feliz en el que la muchacha iba a recibir un simple diploma. En este caso recuerdan a los protagonistas de la fabulosa novela de juventud de Francisco Umbral titulada ‘Si hubiéramos sabido que el amor era eso’.
El periodista José Marcos ha escrito en ‘El País’ que algunos dirigentes socialistas comentaban que Ábalos, entonces secretario de Organización socialista y ministro de Transportes, “tenía una vida cada vez más desordenada”. Y añade: “Ábalos estaba siempre cansado, incluso alguno recuerda que llegó a quedarse dormido en algún Consejo de Ministros. Y que “cada vez se ocupaba menos del partido y del ministerio”. Y a todo esto irrumpe en escena Susana Díaz durante una tertulia televisiva y exclama: “Estoy cabreada como un mono”. Esas palabras sonaron en el plasma como cuando Belén Esteban decía: “Yo, por mi hija, mato”. Explicó la senadora: “Ábalos se pegó 15 días en un hotel para ganarme las primarias”.
“Solo tenemos treguas”, afirmó el filósofo. Koldo García es el revés de un filósofo que cultivó sus teorías como portero de un burdel. El PSOE se halla en medio de la tormenta perfecta. Ni Puigdemont, ni Feijóo. Lo grave radica en el ‘caso Koldo’ y en el ‘caso Tito Berni’. Algunos dirigentes del PSOE se pierden por la bragueta.
