Las orcas tienen entre tres y ocho metros de longitud y su peso oscila entre las 2,5 y las 9 toneladas de peso. El asombro al contemplarlas no tiene medida: delfines y ballenas, en su medio natural, jugando con las embarcaciones, entrando y saliendo de esa lámina de agua en la que se unen el mar Mediterráneo y el océano Atlántico.
En la actualidad, cinco empresas trabajan en Tarifa en el avistamiento de delfines y ballenas en el Estrecho de Gibraltar, uno de los pasos de animales migratorios más ricos del mundo, declarado parque natural en 2006.
Los delfines listados, los mulares, los comunes y los calderones tienen su hábitat en este Estrecho que separa África y Europa, pero entrada la primavera es posible avistar esporádicamente cachalotes y mamíferos tan impresionantes como los rorcuales, con sus 20 metros de longitud y más de 80 toneladas de peso, el segundo animal más grande del planeta. Las orcas se dejan ver con más facilidad en verano porque van en busca de los atunes que en esta época cruzan el Estrecho de Gibraltar.
La Asociación para la Conservación, Información e Investigación de Cetáceos (CIRCE) estima que en El Estrecho existe una población de 300 ballenas piloto –también conocidas como calderones- y que unos 400 delfines comunes habitan estas aguas y las de la Bahía de Algeciras.
Cada año unas 70.000 personas se embarcan en estas expediciones educativas y de ocio en la Costa de la Luz con al menos una salida diaria en invierno y hasta las quince en verano en diferentes barcos y horarios.
El viaje al corazón del Estrecho dura unas dos horas y es una oportunidad estupenda para conocer el mar acompañados de una tripulación que conoce bien el medio y que habla en varios idiomas.
Le contarán curiosidades como que la presencia de estos mamíferos en la zona es tan antigua que hasta la etimología de la Bahía de Getares en las proximidades del Estrecho, significa “donde habitan los peces grandes” y que una sociedad noruega fundó allí en 1920 una factoría ballenera que tras cambios de titularidad cerró definitivamente –para fortuna de las ballenas- en 1963.
Pero además de estas empresas, hay investigadores y biólogos que han contribuido a difundir este patrimonio natural, a crear conciencia sobre su existencia y a que la población marina del Estrecho sea valorada, estudiada y protegida.
David Alarcón, responsable de Comunicación de CIRCE explica que este verano contarán con la colaboración de un centenar de voluntarios procedentes de Inglaterra, Francia, Canadá, Polonia, Italia, Alemania, Suecia y también de España para estudiar el comportamiento de rorcuales y cachalotes en el Estrecho, un lugar emblemático para la mitología y también para los amantes de la riqueza marina, porque cuenta con una población de orcas y de calderones comunes autóctonos, genéticamente diferentes al resto de poblaciones que se pueden encontrar en otros mares.
Para Whale Watch Tarifa, pionera en embarcar a los visitantes para que vieran a las ballenas y a los delfines en el Estrecho, “Tarifa es una de las ciudades más atractivas y cosmopolitas de Europa. Es un punto de encuentro de jóvenes de todos los rincones del mundo, atraídos por estas playas tan espectaculares y por el wind y el kite surf y si además le sumas cómo se puede disfrutar de la naturaleza aquí, la diversión está garantizada”.
En 2012, la antigua lonja municipal de Tarifa se convertirá en el Centro de Interpretación de los Cetáceos, un proyecto que funcionará como centro de acogida de visitantes y tendrá un espacio expositivo que reproducirá la vida del mundo marino en el Estrecho.
CIRCE coordinará el centro y de la gestión se encargarán junto con las empresas de avistamientos. El centro tiene como objetivo mejorar este sector turístico donde Tarifa es un referente y una marca consolidada.