Francisco Javier Alba, el rondeño a quienes unos desaprensivos vándalos arrebataron su único medio de vida en noviembre pasado, parece haber despertado de un mal sueño. Apenas tres meses después, la vida le ha dado un nuevo vuelco, esta vez en positivo, puesto que acaba de abrir las ventanillas de su quiosco en San Rafael, aquel que salió ardiendo una noche en noviembre pasado, llevándose por delante las ilusiones de una familia que había depositado en ese carrillo todas sus ilusiones. Llevaban abiertos apenas un año. No tenían medios para volver a levantarlo.
La noticia corrió como la pólvora, y Francis, que es como le conocen sus amigos, comenzó a recibir apoyos. Se quedó con apenas 100 euros en el bolsillo, relató entonces a RONDA SEMANAL. Ahora, tres meses después, ha logrado abrir las puertas de su pequeño puesto tras conseguir aunar los 7.000 euros necesarios para ello: "Ha sido un sueño. No tengo más que agradecimientos para toda Ronda, por ayudarme como lo ha hecho, al Ayuntamiento y al programa de Toñi, que nos dió el mayor empujón", refería tras aludir al programa de la televisión autonómica andaluza que ayuda a familias en apuros, y que casi logró recaudar el dinero necesario para levantar de nuevo su pequeña tienda de chucherías. Antes, sus amigos habían creado una plataforma para ayudarle.
Francis narra con alegría cómo disfrutará, pese a todo, de la comunión de su única hija este año: "Tiene ocho años", relata. Y su familia está contenta, porque también lo están "los vecinos, y los amigos. Acabamos de abrir y la gente se ha volcado con nosotros", se despedía feliz.
Cuando ocurrieron los hechos se habían sucedido una serie de actos vandálicos en San Rafael, lo que llevó a los vecinos a demandar más seguridad en la zona. Una brigada de la policía científica de la Comisaría Provincial de Málaga se ocupa de la investigación, que de momento no ha dado resultados, al menos que conozca Francis o se hayan hecho públicos. Con todo, los investigadores dijeron al afectado que el incendio, a todas luces, había sido provocado. Aquellos que no midieron los daños de sus actos no han podido, sin embargo, acabar con la felicidad de Francisco y su familia.
