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Sábado 30/11/2024
 

Jerez

Potitos ecológicos ‘made in’ Jerez

La fábrica Bioalimentación Infantil de Andalucía (BIA), con sede en el PTA, lleva un mes operativa y es la primera del país en producir productos infantiles 100% ecológicos con los que pretenden llegar a todos los hogares

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  • Los tiempos del proceso de elaboración y producción está minuciosamente estudiado

Apenas llevan un mes funcionando, pero su proyecto lleva tres años gestándose y por eso no es de extrañar que ya tengan tantas iniciativas a punto de despegar. Con una nave en el Parque Tecnológico Agroindustrial (PTA), la fábrica BIA (Bioalimentación Infantil Andalucía) es ya la primera empresa del país que elabora productos infantiles ecológicos. Sus potitos están calentitos en el mercado ya que su primer pedido lo enviaron la pasada semana a la cooperativa de farmacias Xefar, que va a distribuir en expositores una gama especial de estos productos destinados a bebés con dolencias (gases, problemas de sueño, etc.).
Acaban de empezar, pero aspiran a producir seis millones de unidades al año  una vez que la fábrica esté a pleno rendimiento,  de manera que en los dos turnos del día entren más de 1.200 kilos de fruta fresca, carnes  y verduras. Teniendo en cuenta que el que se trate de productos cien por cien ecológicos es sinónimo de salud, su reto, como señala Francisco Hidalgo, responsable de proyecto I+D+i (Investigación-Desarrollo e Innovación), es que el sabor final de estos productos sea “lo más parecido” al que se hace en casa. A diferencia que el resto de las propuestas que hay ahora mismo en el mercado, más concentradas, más rápidas de elaborar y con un coste algo más reducido, su principal aval estriba en la salud. “Vamos a llevarle lo mismo que hace la mamá en casa, que siempre va a ser la mejor comida del mundo, pero de forma industrial y basado siempre en la dieta mediterránea con el aceite de oliva virgen extra como única grasa”. Teniendo en cuenta que en el norte de Europa el 80% de los productos infantiles que se consumen son ecológicos, frente al 2% de España, no es de extrañar que en tan sólo este mes que lleven funcionando ya hayan tenido contactos con China, Canadá, Austria interesándose por sus productos, por lo que muy pronto enviarán sus primeras partidas fuera de país. A su favor tienen que la garantía de la dieta mediterránea manda en toda la amplia gama que ya comercializan, lo cual ha sido trabajado a conciencia estos dos años con el catedrático de la Universidad de Murcia del Departamento de bromatología y Nutrición, Gaspar Ros, y bajo los criterios de distintos pediatras y nutricionistas.
Tras el acuerdo con dos de las principales cooperativas farmacéuticas, sus productos van a llegar a 3.000 farmacias de Andalucía, Extremadura y Baleares bajo la marca de BIA, mientras que en abril darán el salto a los supermercados tras un acuerdo con una gran superficie que los llevará a 30 establecimientos del país. Tienen claro que su vocación no es elitista ni mucho menos, ya que más que un producto exclusivo, su propuesta nace para ser “masiva” y para que el mayor número de padres puedan probar los productos que ofrecen para la salud de sus bebés a partir de los cuatro meses, con apenas un 30% de coste sobre el precio final. “Si en otra marca vas a encontrar un potito por 1.10 éste te va a costar 1.40, es una diferencia de céntimos pero que merece la pena y que están justificados por los valores añadidos”. De momento, aunque esta empresa jerezana está como quien dice aterrizando, después de un trabajo madurado de investigación que sigue vivo,  ya han lanzado al mercado una gama completa y variada de diez referencias que pueden adquirirse tanto en formato de vidrio como en bolsas flexibles: cinco de frutas, dos de  verdura, un guiso, dos más especiales de venta sólo en farmacia, a las que muy pronto incorporarán el pescado. Además, también han despertado interés entre consumidores “no sospechados” como deportistas, mientras que el colectivo de las personas mayores, otro de los más vulnerables junto con los bebés, también está entre sus preferencias. Con unas instalaciones que incluyen sala de procesado y manipulación, con proveedores ecológicos y una maquinaria innovadora, tratada técnicamente para que conserve los valores nutricionales, este proyecto ha superado los dos millones y ha contado con ayudas públicas. Han arrancado con una plantilla de 10 trabajadores, pero aspiran a llegar a la veintena.

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