El ejecutiva provincial del PSOE de Córdoba ha determinado que su formación llevará a las instituciones donde gobierna "iniciativas en apoyo" de los trabajadores de Panrico, ya que la empresa ha decidido suspender el pago de las nóminas de los más de 4.000 empleados que tiene en toda España, incluidos los más de 200 de su única planta ubicada en Andalucía, en la localidad cordobesa de Puente Genil (Córdoba).
En rueda de prensa, el coordinador de Política Institucional del PSOE de Córdoba y parlamentario andaluz por dicha provincia, Jesús María Ruiz, ha explicado que al margen del personal de plantilla de la factoría cordobesa, "en el conjunto de Andalucía, entre las delegaciones, los autónomos dependientes y transportistas" que trabajan para Panrico, "estamos hablando de 700 personas, 700 trabajadores y trabajadoras que van a ver suspendidas sus nóminas".
Ante esto, el PSOE de Córdoba ha decidido mostrar su "respaldo y apoyo a los trabajadores de Panrico, poniendo a su disposición todos los instrumentos de la acción política, para que su voz llegue a la empresa y se puedan establecer las condiciones laborales y salariales de los trabajadores".
Para eso, los socialistas están "estudiando las distintas iniciativas" a adoptar, "para mostrar, a través de las instituciones" en las que gobiernan, su "apoyo" a los empleados de Panrico, además de un hacer "un seguimiento constante y mantener un interés permanente" por su situación, "para que todos los procesos que están en marcha en la empresa, de consolidación y de expansión, se puedan garantizar" y, "para que todas las ayudas públicas que haya percibido" Panrico "tengan su correlación en la preservación en las condiciones laborales y salariales de sus trabajadores".
Es más, según ha recordado el dirigente socialista, "el problema es que Panrico ya sufrió unos ajustes", cuando cerró su factoría de Sevilla, "con el compromiso de ampliar la fábrica de Puente Genil, con el sacrificio de algunos trabajadores, que en unos casos se jubilaron y en otros" fueron trasladados desde la planta hispalense a la pontanesa, y todo ello "con la contraprestación de que la compañía garantizaba que iba a seguir operando y manteniendo al resto de la plantilla".