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Miércoles 27/11/2024
 
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Jaén

El iconoclasta despistado

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En forma de tuits, qué más da, o vía whatsapp… Claroscuro. Rajoy ve, por fin, a Obama. Vaho. El presidente, a la vuelta, entrevistado por Lomana. Ambigüedad. La fechoría de convertir en utopía penalizada aquella irrenunciable máxima de La Transición: Aborto libre y gratuito. Máscara. Todo lo oscuro la adora. Rodillones y La Princesa, a hurtadillas, se besan a la finalización del consejo de administración. Mascarada. El Diario de Burgos, un editor-promotor y las obras de un bulevar a espaldas del pueblo y de sus necesidades básicas. El nihilismo nietzscheano. Gamonal somos todos. Reverdece, en pleno invierno, el ’15-M’. Carnaval. Tomemos la plaza. Urge exasperarse por horas. Se precisan iconoclastas despiadados que relean, preferiblemente en público, a Foucault, Cioran o Lacan. Bajo los adoquines hay arena de estafa…


El urbanismo, en el origen del mal, vigoriza su vigencia. En cualquier parte del mundo habitado, el urbanismo lo resume todo. Jaén no podía ser una excepción. En la batalla de la capital, entre PP y PSOE, con el nuevo PGOU pendiente de aprobación en la Junta, primará el discurso de los modelos de ciudad, de las líneas rectas de los técnicos a los renglones torcidos de los políticos, de las zonas de expansión a las de especial protección, de los centros comerciales proyectados a las mejores soluciones para un transporte público barato y de calidad. Y en ese escenario, cenagoso e inquietante, se vislumbra el vibrante pulso, a dieciséis meses vista de los comicios, entre el flamante delegado de Ordenación del Territorio del Gobierno andaluz, más vale tarde que nunca, alcaldable predilecto de Paco Reyes, Julio Millán, y el concejal-responsable del área de Urbanismo del Ayuntamiento de Jaén, el más futurible de los futuribles en el cuaderno azul del jefe José Enrique, ojo al parche, Francisco Javier Márquez, o Javi Márquez a secas.


Igual que hace varios meses, antes de que el resto lo barruntara, aventaba rumores sobre la prematura marcha del alcalde Fernández de Moya, hoy les avanzo que si sus planes inminentes no se frustran y se muda a Sevilla, a la vera de José Luis Sanz, a partir de la hipotética ascensión del regidor de Tomares al liderazgo del PP-A –la candidatura de la ministra Fátima Báñez gana cada día más adeptos en Génova-, el relevo que se maquina en San Clemente para el despacho central de Santa María no es García Anguita –él lo sabe, sólo aspira ya a la recompensa del Senado, y no lo disimula- ni Contreras –predestinado a ocupar la presidencia provincial del partido en el supuesto de que De Moya no pudiera compatibilizarlo con su nuevo cargo-, sino Javier Márquez, el tercero en la última lista electoral, o, simplemente ‘Cuqui’ para los amigos. Imaginen una refriega morrocotuda, alentada y protagonizada mayormente por Millán y Márquez, con las elecciones de Mayo’2015 como telón de fondo. Tendría sentido. Anótenselo para las cábalas de la semana.
Entretanto, enrachados, de la gran cosecha arrugada a la lluvia revenida, con los rendimientos grasos por las nubes, decidimos darle un respiro a la tesorería de la cooperativa, de la almazara, vendiendo a precios muy por debajo del umbral de la rentabilidad. Nos resulta sencillo sobrepasar, con naturalidad y relativa frecuencia, las reglas del mercado, los límites racionales del tablero: vendemos a pérdidas, a sabiendas de que siempre nos quedará la subvención de la PAC para completar la renta. Error repetido, error disculpable. Y mientras reincidimos en el fraude, el autoengaño, la cuadratura a martillazos del círculo que nos permite subsistir produciendo aceite de oliva, sostenemos en el alambre una libre competencia absolutamente adulterada, infumable allende nuestras fronteras. Elena Víboras se juega para los próximos 7 años, entre hoy y mañana, en el devenir de la Conferencia Sectorial que el Ministerio de Agricultura concelebra con los departamentos del ramo de las 17 comunidades autónomas, de 450 a 700 millones de euros en ayudas agrarias europeas, acopladas –o ligadas a la producción- y desacopladas –o de compensación a los subsectores más vulnerables-. Si en ayudas desacopladas Andalucía se venía llevando casi un tercio de la ficha nacional, la propuesta que defiende Arias Cañete reduce considerablemente ese porcentaje, excluyendo del apartado al olivar menos productivo, o de pendiente. Ahí nos han dado.

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