El comandante auditor jurídico militar Alberto Ruiz de los Paños, que ha sido el último de los cinco testigos que ayer comparecieron en la Audiencia Nacional, reveló que cuando llegó a Madrid, dos días después del siniestro (ocurrido el 26 de mayo de 2003), informó al Ministerio de Defensa que habían vuelto 30 de los 62 militares sin identificar.
De esta forma, Ruiz de los Paños, que acudió con la delegación oficial española a Turquía como miembro de los servicios jurídicos del Ministerio, contradijo lo declarado el martes por el general Vicente Navarro (principal acusado), que aseguró que él mismo identificó a todos los fallecidos antes de regresar pese a que su misión era la de recuperar y repatriar los cuerpos.
Este testigo señaló que escuchó a las autoridades turcas comunicar a los generales Vicente Navarro y José Antonio Beltrán que habían entregado 32 cadáveres identificados y 30 sin identificar.
A preguntas del presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, el jurista militar precisó que “sabía que había 30 sin identificar” cuando volvió de Turquía, extremo que comunicó al coronel Ignacio de la Riva, destinado en los servicios jurídicos de Defensa.
En la sesión matinal, Beltrán, que coordinó la operación de recuperación de los fallecidos, y los capitanes enfermeros Antonio González y Jesús Javier Couceiro coincidieron en afirmar que había instrucciones para que la repatriación de los cadáveres se hiciera “cuanto antes”.
Estos testimonios también contradicen lo declarado el martes por Navarro y los otros dos acusados, el comandante médico José Ramírez y el capitán médico Miguel Sáez, que sostuvieron que no recibieron presiones para realizar una repatriación urgente de los cadáveres.
En concreto, Beltrán aseguró que las “únicas” instrucciones del entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, fue la de coordinar los trabajos en Turquía para “cuanto antes traernos los cadáveres a España”.
Tras insistir en que su prioridad era la de repatriar los cuerpos, estuvieran o no identificados, el general desveló que fue el propio Trillo quien le pidió personalmente en Turquía que se hiciera cargo de la coordinación del proceso de repatriación.
Beltrán, imputado en la fase de instrucción de este caso aunque finalmente no resultó procesado, reconoció que firmó un acta “preparada” por los turcos cuando éstos les entregaron los cuerpos para traerlos a España, en el que constaba que algunos de los cadáveres no estaban identificados.
“No debí firmar eso, pero bueno, lo firmé y lo asumo”, lamentó el general, que reconoció que se fió de Navarro –también firmó el acta– porque le había dicho que los 62 cadáveres estaban identificados. González aseguró que en la madrugada del 28 de mayo tuvieron que “darse prisa para salir y acabar con el enferetrado (...) porque había que llegar a tiempo al funeral de Estado que se iba a oficiar en la base de Torrejón”.
En la jornada de hoy está previsto que declaren el que fuera cónsul de España en Turquía cuando ocurrió el accidente, el ex jefe del Jemad y varios familiares de los fallecidos.