Según el informe divulgado ayer en la red por el Munk Center for International Studies de la universidad canadiense no es posible atribuir con certeza la autoría del espionaje de la red que los investigadores denominan GhostNet (RedFantasma), aunque precisan que tres de los cuatro servidores de control están en provincias chinas y el cuarto en California (EEUU).
Los autores del informe, un grupo de seguimiento de la ciberdelincuencia denominado The Information Warfare Monitor y centrado en el uso de la red como dominio bélico estratégico, trabajan bajo el patrocinio del SecDev Group, una consultora de Otawa especializada en regiones en riesgo de violencia, y el Laboratorio de la Universidad de Toronto.
En su opinión, no puede concluirse definitivamente que el espionaje implique al Gobierno chino, pese a que el control del sistema parte de ordenadores en China casi exclusivamente.
Sin embargo, el origen de esta investigación está relacionado con la petición de la oficina del Dalai Lama en Dharamsala para que los expertos analizaran su red de ordenadores, donde habían sido sustraídos virtualmente documentos y cuyos micrófonos y cámaras web eran activados mediante control remoto.
The New York Times, que tuvo acceso a las “huellas digitales de los espías”, señala que uno de los posibles rastros de la implicación oficial de China es la llamada recibida por un diplomático no identificado nada más ser invitado por el Dalai Lama para presionarle y que no acudiera a la cita.
La mayoría de los ordenadores infectados pertenece a países o misiones diplomáticas del Sudeste Asiático, oficinas taiwanesas, indias y tibetanas, aunque el informe accesible en la red no permite ver ni el listado de los ordenadores infectados ni los nombres de sus titulares.