Los colegios electorales de Burundi han abierto esta mañana en un ambiente enrarecido por los últimos episodios de violencia ocurridos durante el fin de semana y las deserciones de varios políticos de alto nivel del gobernante Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia (CNDD-FDD).
Las elecciones legislativas y municipales de hoy son una antesala de las presidenciales que tendrán lugar el próximo 15 de julio, si bien tanto la oposición como la comunidad internacional ya han mostrado su pleno rechazo, ya que consideran que no hay garantías de que puedan desarrollarse de forma segura y transparente.
Las calles de Buyumbura, la capital del país, están prácticamente vacías a pesar de que cientos de miles de personas están llamadas a las urnas, pero el boicot de la oposición a los comicios y varios tiroteos y explosiones que tuvieron lugar anoche han provocado que mucha gente haya preferido quedarse en casa.
Solo los barrios y ciudades donde el CNDD-FDD tiene más apoyos parecen registrar un poco más de actividad y, por el momento, no se han producido incidentes de importancia, aunque desde muchas partes del país solo se reciben informaciones a través de un conglomerado de radios cercanas al Gobierno.
Burundi está inmerso en una crisis política desde el pasado mes de abril, cuando el CNDD-FDD anunció que el presidente del país, Pierre Nkurunziza, optaría a un tercer mandato a pesar de que la Constitución solo permite dos, lo cual degeneró en manifestaciones y disturbios, en los que han muerto decenas de personas.
Los mediadores de las Naciones Unidas y la Unión Africana (UA) ya pidieron hace días un aplazamiento de los comicios, que había sido respaldado por otras organizaciones internacionales y países como Estados Unidos, Francia y Bélgica, aunque el CNDD-FDD ha hecho oídos sordos a todas las advertencias.
Ayer mismo, la presidenta de la Comisión de la UA, Nkosazana Dlamini Zuma, anunció que la organización había cancelado la misión de observación de las elecciones porque no ofrecían las condiciones necesarias establecidas en las reuniones regionales de Dar es Salam (mayo) y Johannesburgo (junio).
La pérdida de apoyos del presidente Nkurunziza se ha agudizado en los últimos días tras la deserción del vicepresidente segundo, Gervais Rufyikiri, y del presidente del Parlamento, Pie Ntavyohanyuma, ambos huidos a Bélgica tras aprovechar sendos viajes a Europa para tratar asuntos ajenos a las polémicas elecciones.
Ambos pidieron en público a Nkurunziza que desista en su intención de presentarse a un tercer mandato, que consideran "ilegal", mientras que Bélgica, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, ya ha mostrado su total predisposición a acoger a más dirigentes burundeses que puedan "estar en peligro".
En los últimos meses, cerca de 120.000 personas han huido de Burundi por miedo a la represión política y han buscado refugio en Ruanda, Tanzania y la República Democrática del Congo, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR.