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Lunes 25/11/2024
 
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Huelva

"He perdido dos hermanos en Siria y lucho por sacar a otros siete, pero hay que pasar por las mafias"

El duro testimonio de Mohammad Ali Al-Bahech, médico sirio afincado en Cartaya desde hace muchos años, sobre el conflicto bélico que atraviesa su país y la crisis migratoria en que la está inmersa Europa, una situación a la que no ve solución a no ser que venga de la mano de Occidente

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  • Mohammad Ali Al-Bahech -

Pese a gozar en España de una buena posición social, y a contar con una excelente reputación profesional como médico alergólogo, el doctor Mohammad Ali Al-Bahech no es ajeno al conflicto que vive su país de origen, Siria, ni al sufrimiento de los miles de refugiados que huyen de la guerra buscando un futuro mejor.

No en vano, este doctor afincado en Cartaya desde hace ya casi 40 años ha perdido a dos hermanos como consecuencia de dicho conflicto bélico, y trata por todos los medios desde hace ya más de un año de que otros siete puedan salir de Siria para trasladarse con él a España. Por el momento todo son puertas cerradas.

Mohammad Ali Al-Bahech (65 años) es natural de Siria aunque goza de la nacionalidad española desde 1976. Hace ya 40 años que dejó su tierra natal para venirse a nuestro país, donde está casado con una española, con la que tiene tres hijos que residen en nuestro país. Es médico especialista en Alergología. Estudió la carrera y la especialidad en la Universidad de Sevilla y tiene desde el año 1982 consulta propia en Cartaya, aunque anteriormente trabajó para la Seguridad Social en los centros de salud de Ayamonte y Lepe.

Es musulmán y forma parte de una familia relativamente acomodada de doce hermanos, tres de los cuales residen en España (incluido él), y siete en Siria, donde ya han muerto los otros dos restantes como consecuencia del conflicto bélico en el que está envuelto dicho país.

¿Por qué decidió dejar su país hace 40 años y trasladarse a España?
Cuando terminabas el Bachiller en Siria, según la nota que sacabas, el gobierno te asignaba una carrera. A mí me ofrecieron la posibilidad de estudiar en una escuela militar rusa o de ir a Hungría a hacer química. La verdad es que ninguna de las dos cosas me gustaba porque mi sueño siempre fue estudiar Medicina. Entonces mi padre me planteó la posibilidad de venir a estudiar Medicina a España o Italia, países con los que había convenios para ello, y nos decidimos finalmente por España porque era más barato. Me vine pues a Sevilla, donde estudié la carrera y la especialidad de Alergología. Cuando terminé saqué una plaza en la Seguridad Social y me tocó Lepe y Ayamonte. Conocí a la que es ahora mi mujer justo al acabar la carrera, nos casamos, y de ahí el hecho de quedarme en España. Afortunadamente no llegué a Europa como refugiado.

¿Qué recuerda de Siria durante los años que vivió allí?
En Siria entonces se vivía muy bien. Mi familia residía en un barrio cristiano de Damasco y no había conflictos de ningún tipo, ni problemas entre los vecinos. Allí estudié Bachiller. Mi niñez y adolescencia, por tanto, transcurrieron con total normalidad en un país muy lindo donde todo estaba en paz y donde la gente es muy solidaria.

Desde su punto de vista, ¿cómo se inició el conflicto en Siria?
Hace unos 10 años comenzaron los problemas porque todos los que controlan el gobierno son de la familia de Bashar Hafez al-Asad. Generales del ejército, ministros, todos son o de la familia o designados directamente por ésta. Todo arrancó ahí porque esta gente no quería perder el poder y comenzó el recorte de libertades y los abusos. Nadie podía abrir la boca para expresarse libremente, porque iba directamente a la cárcel. Pero el detonante llegó en 2012 con la Primavera Árabe, cuando el pueblo, harto de la falta de libertades y de los abusos del gobierno, no aguantó más y se echó a la calle a protestar. El presidente no se anduvo con chiquitas y reprimió brutalmente las protestas. A raíz de entonces la gente comenzó a salir del país huyendo del conflicto y de la muerte en busca de un lugar más seguro en el que vivir.

¿Cómo ve la situación de su país a día de hoy?
Creo sinceramente que no tiene solución. Está tan difícil la cosa y tan fragmentado el país en manos de tantas facciones, incluidos los yihadistas, que la situación es muy complicada. Nadie tiene el control absoluto sobre el país. La única solución pasaría por una mayor implicación de los gobiernos occidentales en la resolución del conflicto. El problema hay que atajarlo desde la raíz, que está en la propia Siria. Si no es así el problema se va a ir agravando y cada vez va a haber más refugiados huyendo de la guerra. Hay que tener en cuenta que más de un millón de personas están actualmente intentando salir de Siria, pero es muy difícil.

Desde España, aunque de forma cercana por tratarse de compatriotas suyos, ¿cómo ve la situación de esas personas que intentan salir del país?
Muy difícil. Todo es a base de dinero y todo está en las manos de las mafias. Hay miles de mafiosos que se están lucrando con el horror de las familias que intentan huir. No se puede hacer nada sin pagar sobornos. Desde los jueces hasta el gobierno, desde arriba hasta abajo, nadie hace nada sin cobrar sobornos por ello.

Así las cosas, ¿cuál es la situación de sus siete hermanos en Siria?
Muy mala. El salario ha bajado de 400 a 250 euros y la vida está muy cara, el acceso a la vivienda es prohibitivo, no hay carne, no hay petróleo, no hay gas, no hay electricidad, no hay nada de nada. No obstante viven en los alrededores de Damasco que, entre comillas, es una zona relativamente tranquila al estar muy controlada por el ejército. Hay que tener en cuenta que allí están los ministerios, los edificios gubernamentales, el ejército y las residencias de los miembros del gobierno. Por lo tanto, Damasco es aparentemente una ciudad tranquila. Pero a poco que te alejas tres kilómetros está el caos y el conflicto. Por tanto, el que vive en Damasco está relativamente bien, aunque con muchas carencias, pero el que no vive en Damasco, está fatal. Hay conflictos diarios. No obstante, al sur de Damasco, donde está la casa familiar de mis padres, en la que nos criamos todos mis hermanos y yo, tres misiles la destruyeron y mis hermanos que residían en ella tuvieron que huir hacia el interior de Damasco. Era una casa de seis plantas y fue totalmente destruida. Por tanto lo están pasando realmente mal.

¿Puede usted hacer algo por sacar a sus hermanos de allí?
El año pasado envié una carta avalada por el Departamento de Extranjería en Huelva al cónsul español en Beirut (porque las embajadas y consulados se han trasladado de Siria a Líbano por el conflicto). Me pidieron una serie de requisitos sobre mi posición en España, mis casas y mi capacidad económica para garantizar que podría mantenerlos aquí, aunque fuese unos cuantos meses, solo por sacarlos de allí durante algún tiempo. Pero el cónsul español me denegó cualquier salida. He llamado más de 16 veces directamente al cónsul y nunca se pone al teléfono. Nunca puede. Le he enviado numerosos faxes y correos electrónicos explicándole la situación de mi familia en Siria, y que yo podría mantenerlos aquí durante algún tiempo. Y nada. El Gobierno español les ha denegado a todos el visado. Mi familia solo quiere salir del conflicto algún tiempo, para después regresar.

¿Cuál es por tanto la alternativa? Si la hay…
Lo único que puedes hacer es recurrir a las mafias y a las pateras para cruzar el Mediterráneo. Es la única solución para mi familia. Igual que para todos los demás. Ir a Turquía, contactar con las mafias y trasladarte en un bote desde allí a Grecia. Una de mis hermanas, la pobrecita que ya tiene 70 años y una cardiopatía, ¿cómo va a exponerse a eso, a meterse en una patera para llegar a Grecia y después ir andando por media Europa? Las mafias cobran entre 2.000 y 5.000 euros por persona para cruzar el Mediterráneo en un bote, incluidos los niños. Eso ha llevado a la gente a vender todo lo que tenía en Siria para pagar a las mafias. A partir de ahí tienes que exponerte a toda la aventura de las fronteras, especialmente la húngara, para llegar hasta Alemania, que hasta el momento se ha portado muy bien con los refugiados sirios, junto con Suecia. Ambos han acogido a muchísimos refugiados y han dado todas las facilidades. Lo que pasa es que entiendo que ya es demasiada gente y que estén saturados.

¿Cuál es su sentimiento cuando ve a los refugiados sirios en la televisión?
Lógicamente se me saltan las lágrimas al ver tanto sufrimiento, a niños pequeños padeciendo penalidades. He llegado a ver en la televisión a soldados húngaros negándoles agua a niños pequeños, a una periodista pateando a refugiados. Me duele mucho ver cuando los tratan tan mal. Creo que deberían facilitar una salida legal a estas personas. Que puedan tramitar sus papeles, salir de Siria y pedir posteriormente asilo en el país de destino. Solo por razones puramente humanitarias y al margen del derecho internacional que los ampara como refugiados o perseguidos de guerra. No entiendo la posición de los países europeos.

En este sentido, ¿cómo ve la postura del Gobierno español?
Mal. Las relaciones que Siria tradicionalmente ha mantenido con España han sido muy fluidas. Y el Gobierno español no ha querido acoger refugiados hasta que no se le ha presionado desde la Unión Europea. Creo que ha aceptado al final acoger a casi 15.000 personas. Pero el problema sigue siendo que estas personas, para llegar a Europa, tienen que seguir jugándose la vida. También he de decir que desde el año pasado he mandado tres cartas al ministro español de Asuntos Exteriores, al señor Margallo, en las que le he relatado la situación de mi familia allí, y la mía aquí, y que quiero traerlos, pero no me contesta nadie. No sé si habrán llegado directamente a sus manos, pero imagino que en todo caso las habrá visto alguien de su departamento, y por el momento no sé nada de ellas. El gobierno español no ha sido lo suficientemente claro hasta ahora, cuando se ha visto presionado por la postura de otros países europeos.      
  
¿Cree que los gobiernos europeos están teniendo ‘mala memoria’ con este asunto?
Solo hay que ver lo que está haciendo Hungría. Orban es un neonazi auténtico. No tiene humanidad y se le ha olvidado la historia de su propio país y de los de su entorno en la Rusia comunista. Pero como él hay muchos. Deberían dar más facilidades porque la gente está arriesgando su vida para llegar a Europa, e intentar solucionar el problema, al menos durante un tiempo, porque estoy convencido de que la mayoría de los refugiados algún día regresarán a sus casas.

¿Cree que cuando concluya el conflicto volverán a sus casas los que ahora huyen?
Pienso que si se acaba la guerra volverán casi todos. Además, hay que tener en cuenta una cosa, la mayoría de los que huyen son gente preparada: ingenieros, médicos, arquitectos, profesores… de todo, por lo que pueden aportar mucho al desarrollo de Europa una vez se integren en los países donde han encontrado refugio.

¿Qué piensa de los mensajes de que vienen yihadistas infiltrados entre los refugiados?
Lógicamente no se puede descartar que pueda venir algún infiltrado, pero en líneas generales ese mensaje forma parte de una propaganda mal intencionada. Hay que tener en cuenta que el salario en Siria es de 250 euros, y que un yihadista cobra alrededor de 1.000. Viven como reyes en Siria. Tienen casas, escuelas... En definitiva son unos mercenarios y no son musulmanes ni nada. No representan al Islam ni a sus valores, es imposible. Van a por el dinero y viven allí muy bien.

¿Cree que la solución al conflicto debe llegar de fuera de Siria?
Seguro. Y no hace falta mandar militares. Se sabe dónde están los yihadistas y se puede acabar con ellos. ¿A qué están esperando los gobiernos occidentales? No lo sé, pero deben atajar el problema desde la raíz, que está en Siria. Y hasta que esto no ocurra van a seguir llegando refugiados a Europa, y en Siria se quedarán solo los yihadistas y el presidente con su familia viviendo de lujo.

¿Piensa que el cierre de fronteras por parte de los países europeos va a frenar la llegada de refugiados?
Va a complicar bastante la vida a mucha gente. ¿A dónde van a ir? Porque no van a dejar de huir de la guerra. Y ahora que llega el invierno, ¿los van a dejar morir de frío? ¿Los van a dejar vagando de una frontera a otra? Y es que, por ejemplo, los que ya están aquí no van a volver por ahora porque lo han vendido todo para pagar a las mafias el viaje a Europa. Y tampoco van a dejar de huir mientras haya guerra en Siria. Hay que buscar una solución urgente.

Y usted que está en España, con una vida relativamente acomodada, ¿puede hacer algo por sus familiares en Siria al margen de intentar sacarlos de allí?
Uff. Mi familia allí es muy amplia. Tengo muchos hermanos y más de 45 sobrinos. Es raro el día que no recibo al menos cuatro o cinco llamadas pidiéndome dinero porque allí no tienen nada. Pero hasta eso es imposible. No se les puede mandar dinero ya que los gobiernos occidentales piensan que puede ser para financiar el yihadismo. Sólo se les puede enviar dinero a través de terceros países, como es el caso de los del Golfo Pérsico. Imagínate lo que es eso en comisiones.

¿Tiene la esperanza de poder viajar a Siria algún día?
Espero que sí. Además yo tengo allí una casa, aunque me la han quemado, y quiero regresar para verla, arreglarla… Pero, por supuesto, hasta que no acabe el conflicto no podré ir. Es totalmente imposible. Dios tendrá que hacer algo porque el conflicto no puede durar toda la vida. Entonces sí pienso viajar a mi país.

¿Qué mensaje le gustaría trasladar finalmente a la sociedad española?
Que lo importante es que esta gente huye de la guerra y de la muerte buscando sobre todo una vida más digna y un futuro porque allí en Siria ya no tienen nada. Dejan atrás un país destrozado. Por otra parte me siento muy impotente por no poder hacer nada para ayudarlos. Y lo que más me duele es que si los países occidentales quisieran, solucionaban el problema de forma relativamente rápida, pero no parece que quieran hacerlo por no se sabe qué intereses.

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