En la Viña, el primer día de primavera a primera hora de la tarde olía a menudo nada más entrar por la ‘casapuerta’ de la finca donde está la vivienda. Una casa donde a partir de ahora vivirá José Manuel Delgado, el sintecho de la plaza de Las Tortugas que era operado hace varias semanas de un tumor en la vejiga. Un techo que tendrá gracias a la labor de mucha gente anónima, de la asociación Despertares y del empresario gaditano Agustín Rubiales, que nada más enterarse de su historia fue a buscarlo al hospital. Igual que lo buscó en su día Margarita, la joven de El Puerto que le ofrecía su casa y a la que le está igual de agradecido.
Manuel sigue sin creerse la suerte que ha tenido. “Después de todo lo que he pasado...” y pierde la vista en uno de los balcones por los que entra el sol sin piedad. Sigue quejándose de los dolores y dentro de un par de semanas tendrá que ir al médico para que le asigne un tratamiento tra la operación. José Manuel está feliz pero se acuerda de sus compañeros, a los que invitará a comer porque “sé cocinar, hago unas berzas gitanas...”.
Ya no es una persona sin hogar, ya tiene un techo bajo el que vivir con la mayor dignidad posible.
Ahora, aunque está un poco desorientado por estos cambios, José Manuel dice que va a poner en orden “su vida”. Va a cuidarse, va a arreglar todos sus papeles e intentar ser feliz el tiempo que esté en este mundo.
Aunque apenas si tiene familia, y estos años con quien ha estado ha sido con su compañero Manuel, él ya sabe que hay personas que lo han cuidado en estos días, que lo aprecian y que le desean lo mejor. El mejor final para esta historia es que ya no será nunca más un sintecho.