México reconoció como refugiados en 2015 a 52 menores migrantes centroamericanos que viajaban no acompañados escapando de la violencia en sus países de origen, lo que supone únicamente el 0,3 % del total, denunció hoy Human Rights Watch (HRW).
En su informe "Puertas cerradas: el fracaso de México a la hora de proteger a niños refugiados y migrantes de América Central", la ONG señala los fallos de las autoridades mexicanas en la atención de los niños migrantes detenidos en su paso por el territorio nacional.
Pese a que la legislación del país contempla que a estos menores hay que realizarles una valoración para saber si tienen necesidad de protección en México, en la mayoría de los casos las autoridades migratorias ni siquiera informan a los niños sobre su derecho al asilo humanitario, señaló en entrevista con Efe el autor del informe, Michael Bochenek García.
"La respuesta de los agentes es detenerlos y empezar el proceso de deportación, de devolver a estos niños a sus países de origen" sin analizar factores como la situación de violencia en sus casas -a muchos de ellos les intentan reclutar grupos criminales locales- o si tienen miedo, según Bochenek.
Si el proceso se realizara correctamente, se vería que aproximadamente la mitad de ellos cumplen los requisitos necesarios para pedir protección como refugiados.
El Instituto Nacional de Migración (INM) realizó cerca de 36.000 detenciones de menores de edad indocumentados durante 2015 y de esa cifra, cerca de la mitad viajaban no acompañados.
Aunque la cifra de menores a quienes se les concedió protección el año pasado es baja, duplica la de 2014, cuando sólo se reconoció a 25 menores no acompañados como refugiados.
La ley mexicana, sobre el papel, es "excelente", e incluso da a los niños "más protección en esta región que en la mayoría de casos en el mundo", pero la práctica es lo que falla, señaló Bochenek.
Mientras en Estados Unidos las detenciones de estos niños provenientes del llamado Triángulo del Norte (El Salvador, Guatemala y Honduras) descendieron un 22 % en 2015, en México aumentaron, en el mismo periodo, en un 70 %.
EEUU proporcionó ayuda financiera al país vecino para reforzar los controles migratorios, pero estos se han limitado a la detención y deportación, y no han derivado en "investigaciones de fondo" por parte de personal con la experiencia y la formación necesarias para atender a los menores, resaltó Bochenek.
En las entrevistas realizadas por HRW, hubo niños que comentaron que "preferían regresar a su país de origen en vez de continuar en detención, aceptando los riesgos de las amenazas y la violencia en Centroamérica".
El proceso mediante el cual se solicita la protección se puede extender durante semanas e incluso meses, periodo que muchos menores, "que vienen de una situación de trauma", no se ven capaces de afrontar.
"El hecho de estar en detención tiene un impacto negativo en la salud mental", a lo que se suma que un niño sin la madurez de un adulto enfoca su manera de pensar en "lo inmediato", explicó el autor del documento.
Los niños, especialmente si son pequeños, son enviados frecuentemente fuera de sus países de origen a través de los llamados "coyotes", personas a las que se les paga para transportar migrantes indocumentados.
Sin embargo, muchos menores, especialmente los que cuentan con 16 o 17 años, salen por sí mismos o acompañados únicamente de amigos o hermanos.
"Los adultos saben los peligros que afrontan sus hijos o nietos en el camino", pero aun así deciden enviarlos fuera porque estiman que "los riesgos inmediatos en sus países son mucho peores", puntualizó Bochenek.