El Unicaja logró la victoria frente al Morabanc Andorra, en el Martín Carpena, realizando uno de los partidos más regulares de la temporada, aunque hubo algunos momentos donde el ataque cajista se atrancó por la precipitación o falta de ideas.
Kenneth Hayes abrió el marcador y aunque la respuesta de los andorranos, con el triple de Stephen Holt, no se hizo esperar, los cajistas salieron a por la victoria y la intensidad defensiva empezó a encauzar el objetivo y a lograr las pérdidas de los visitantes.
El equipo de Plaza funcionó con fluidez en ataque, la misma agilidad con la que Alberto Díaz dirigía y mandaba, dándole movilidad al juego. Influyeron los cambios, Fran Vázquez por Jack Cooley y el pelirrojo por Nelson, y el ataque se atascó, aún así, el primer cuarto acabó 21-16.
El segundo cuatro comenzó con triple de Nedovic (14 puntos) y un dominio absoluto de los locales bajo los aros con 37 rebotes en total frente a los 21 de los andorranos, que no reaccionaban ante la intensidad cajista. Buenas sensaciones que aprovechó Edwin Jackson, que aunque algo precipitado, acabó con 14 puntos. Al descanso, 46-30.
En el tercer periodo Vázquez puso dos tapones y levantó a la afición. El colchón de los locales no se desinflaba y la tónica se mantuvo.
En el último cuarto, el Morabanc despertó con el acierto de Bogdanovic (74-74), a falta de tres minutos, pero el Unicaja no iba a soltar la victoria y llevó el ritmo hasta el final.
Fran Vázquez, el jugador con más tapones en la historia ACB
Fran Vázquez se convirtió ayer en el máximo taponador de la historia de la Liga Endesa al colocar su “gorro” 672 y superar a Fernando Romay.
El pívot del Unicaja logró el hito en el partido entre su equipo y el Morabanc Andorra, cuando en el tercer cuarto colocó dos tapones casi consecutivos: primero a Daniel Clark y luego a Shawn Jones, su número 672 en ACB y que le permite superar los 671 de un histórico como Romay.
Con la relevancia del logro, batiendo una marca que llevaba vigente más de 20 años, el partido se detuvo unos instantes para que toda la grada, compañeros y rivales pudieran darle el aplauso que se merecía.