La alquimia explica que la cerveza es una bebida amarga, que se fabrica con granos de cereales, especialmente cebada y malta, que fermentan en agua y se aromatiza a menudo con lúpulo, entre otras plantas. Sin embargo, el siglo XXI ha venido a revolucionar el concepto de esta bebida, entre las más sociales del mundo, con el objetivo de atender a un cada vez más exigente consumidor, ávido de nuevas experiencias al paladar, sabores, matices, en definitiva experiencias únicas y personales.
La homogeneización de los procesos de producción industrial de esta bebida le ha quitado el ‘alma’ a una bebida que ha superado los siglos desde la civilización egipcia hasta la actualidad. Aunque hay quien preconiza que la hidromiel fue el precursor de las bebidas fermentadas, anterior al vino a la cerveza, una combinación de agua, miel y levadura, como explican desde la empresa granadina La Runa. La consecuencia de esa pérdida de experiencias singulares con la cerveza es la irrupción de cientos de micro cerveceras que, casi a modo doméstico, han recuperado la esencia de aquellos brebajes con marchamo personal.
El fenómeno ‘craftbeer’, cerveza hecha al método tradicional por fabricantes pequeños e independientes, ha devuelto a esta bebida el culto y veneración gastronómicas que tuvo durante siglos.
La BEERFEST Costa del Sol ‘I Feria de la Cerveza Artesana’ que se celebró el pasado fin de semana en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Torremolinos, fue el mejor escaparate de la diversidad de tipologías, diferentes fermentaciones, lúpulos y materias primas, que los cerveceras artesanales imprimen a sus creatividades y con las que abren un amplio y desenfadado nuevo universo de posibilidades organolépticas.
Cervezas que recuperan los métodos de elaboración previos a ley seca estadounidense, algunas que fermentan en barricas de vino moscatel, de Pedro Ximénez o vino de Jerez; las que introducen aromas de Oriente como el Wasabi o la pimienta de Sichuan, quien opta más por sabores frutales asociados al mediterráneo, como la chirimoya o el melocotón, o más cítricos…son algunas de las múltiples opciones y experiencias que ofrecieron las 43 cerveceras que promocionaron, expusieron y vendieron sus productos en la BEERFEST Costa del Sol.
La cifra no es poco relevante. Ese número supone casi el 14 por ciento de las 320 fábricas de cerveza artesana que existen en España. Cerveceras procedentes de 13 provincias y regiones: Aveiro (Portugal), Lleida, Asturias, Madrid, Cádiz, Almería, Huelva, Valencia, Sevilla, Toledo, Granada, Badajoz y Málaga participan en este evento, y que pese a la humildad de sus cifras de producción frente a las grandes marcas industriales, están marcando un hito en los hábitos de consumo.
De hecho, las cervezas elaboradas artesanalmente en distintas provincias españolas suelen incluir productos autóctonos, y las hay que han puesto en marcha ambiciosos programa de I+D para no tener que recurrir a regiones productoras internacionales de cebadas y lúpulos e imprimir su sello de identidad geográfica, como los malagueños de Cervezas Gaitanejo.
Aunque la cerveza artesana sólo supone en España un 0,01 por ciento del mercado de esta antigua bebida, es un segmento al que le queda mucho por crecer, predice Castro, quien cree que este mundo experimentará la misma evolución que el vino en los últimos 30 años.