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Sábado 23/11/2024
 

San Fernando

Alguien tendrá que pagar para que las procesiones pasen por calle Real

El operador de la línea, sea Renfe o el que finalmente se lo adjudique, tendra que cobrar el lucro cesante de una calle Real cerrada una semana entera.

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Alguien tendrá que pagar un suplemento por tener una carrera oficial de la Semana Santa en la mismísima calle Real y por el corte de la calle durante dos semanas. O sea, la de la instalación y la Semana Santa en sí, dado que el desmontaje está demostrado que se puede hacer el mismo Domingo de Resurrección.

Y el que tiene más papeletas para poner el dinero sobre la mesa es el Ayuntamiento de San Fernando, al tratarse de una fiesta tradicional e incluso de una inversión en la economía de la ciudad, de lo que puede dar fe el sector de la hostelería.

El que no lo va a pagar y eso sí que está claro, es el operador del tren-tranvía, sea Renfe o sea el que sea, que a juicio del concejal del Partido Popular, Daniel Nieto, posiblemente –lo dijo a modo de opinión, no como noticia- es el que está planteando las restricciones que contiene la ordenanza que elabora el Ayuntamiento de San Fernando.

Las cosas están claras como lo estaban con las concesionarias de los servicios de autobuses cuando en Semana Santa tenían que realizar recorridos alternativos. El déficit que ocasionara lo cubría el Ayuntamiento de San Fernando. El Ayuntamiento, que será el que corte la calle, tendrá que abonar al operador el lucro cesante y ni siquiera vale que se quite de ahí la carrera oficial, porque de todas formas son muchas las cofradías que salen de la Iglesia Mayor, de la Salle, del Carmen y de San Francisco.

Las cosas están claras en que por la mañana y hasta que comiencen a salir las procesiones no habrá problema porque la carrera oficial deja libre una de las dos vías. A partir de la tarde se corta el servicio de tranvía y los chiclaneros o gaditanos tendrán la alternativa de seguir utilizando el autobús directo entre las dos ciudades, que para en Bahía Sur.

Ahora bien, queda por dilucidar qué es tradición y qué es un acontecimiento aislado. Queda claro que la Semana Santa es una tradición, aunque salvo en las salidas y entradas puede optar por recorridos alternativos. Y es una tradición la cabalgata de Reyes. Pero no es la Feria del Jamón que hay ahora mismo, ni un rosario de la aurora ni siquiera la salida extraordinaria de Misericordia este mismo viernes. O sea, que la calle Real dejará de ser lo que decían que iba a ser, un espacio de convivencia para convertirse en plataforma tranviaria en ejercicio permanente.

Es algo que se sabía desde siempre, aunque en honor a la verdad, el proyecto y lo que dijeron los representantes municipales y los de la Junta sobre lo que iba a ser el nuevo medio de transporte no tiene casi nada que ver con lo que hay ahora mismo –y no es que mintieran, es que lo hicieron todo sin pensar en nada, amén de darse de bruces con una realidad que no suponían, como que para circular por la vía del tren hay que construir un tren- y lógicamente ahora vienen los cambios.

Lo que no se sabía porque la calle sería de la gente, el  tranvía iría a 20 kilómetros por hora y daba tiempo a atravesar a cualquiera, las bicicletas tendrían un carril bici entre las dos vías y las terrazas podrían estar hasta donde permitieran pasar a los peatones, es que  ahora no se podrá pasar más que por la acera, que el carril bici no puede delimitarse porque no cabe y que todo el mundo tendrá que ir por la acera que al fin y a la postre, será más pequeña que la que había cuando pasaban coches.

Por eso decía Nieto que lo que está haciendo el Gobierno municipal es firmando un trata de Utrecht para la calle Real, donde todas las ventajas con para Junta y en el que la Junta de Andalucía no pone nada de lo que prometió: calles perpendiculares arregladas hasta la primera paralela; aparcamientos disuasorios; soterrado de cableado eléctrico de la calle Real...

Aunque en honor a la verdad, siempre se dijo que el tráfico de vehículos sería el imprescindible para atravesar la calle Real, circulando por vías alternativas. Los taxis incluidos. Y eso se mantiene.

Porque obviamente, el operador de la línea no se va a arriesgar a que un ciclista coja carrerilla por el centro de la plataforma, se cruce con dos trenes a la vez y estampe contra uno de ellos. O que un peatón, acostumbrado durante tantos años a que no pase el tranvía, no se entere de que viene el tranvía porque va como si estuviera paseando por el Carrascón. O cualquier cosa que pueda pasar.

Todo ello es lógico si se trata de la seguridad de las personas, pero lo que se critica desde el Partido Popular es que el Gobierno municipal parece que está más preocupado por los intereses de la empresa concesionaria del transportes, que querrá cumplir sus horarios como operador responsable y por los de la Junta de Andalucía, que necesita poner en marcha el tranvía sea como sea para o tener que devolver el dinero a Europa.

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