La Junta de Gobierno de la Cofradía de la Buena Muerte encargó en 2016 la restauración de la Virgen de las Angustias y el Cristo, a cargo del restaurador de la Catedral, Néstor Prieto, en el templo catedralicio.
El trabajo se presentó en septiembre y ha permitido retirar los elementos que enmascaraban la calidad de esta gran obra. Se verá en procesión el próximo Miércoles Santo. En la talla de Cristo existían fisuras y grietas coincidentes con las zonas de unión de los bloques de madera que constituyen el embón de la escultura.
En la imagen de la Virgen se identificó parte del recorrido de la mascarilla por las fisuras que figuraban en su rostro. En su mano derecha de la volvió a aparecer la grieta que ya presentaba en fotografías anteriores a la restauración. La última restauración se realizó en 1985, en el Instituto de Patrimonio Cultural de España.
Desde entonces, la alteración más notoria que se manifestó en la obra se centró en los depósitos de suciedad, cuyo estrato procede del humo de velas y de las partículas en suspensión. De igual modo aparecieron levantamientos y desprendimientos en las capas de preparación y policromía, los más notorios en la mano derecha de Cristo así como en el manto de la Virgen, muy cuarteado.
Las lágrimas estaban oscurecidas y el adhesivo empleado para fijarlas al rostro había amarilleado. Entre las técnicas de análisis, destaca el estudio de Rayos X dirigido por Julio Galván Sánchez, junto al equipo de radiología del Hospital Princesa de Jaén. Gracias a su trabajo profundizaron en la técnica de ejecución de la obra (localización de las zonas de unión, mascarilla, ojos de vidrio o clavos). Para la identificación de pigmentos contaron con el grupo de trabajo ‘Estudio de Materiales y Técnicas utilizados en Obras de Arte’, del Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla.
Las fisuras y grietas han sido selladas con la inyección de adhesivos para rellenarlos con una masilla compuesta a base de sulfato cálcico y cola animal.
Para evitar nuevos desprendimientos de la capa de policromía se ha realizado su fijación optando también por adhesivos naturales con ayuda de espátula térmica, para ejercer presión y calor hasta conseguir el resultado adecuado.
En las zonas con desprendimientos de capa de preparación y policromía se ha aplicado estuco tradicional que, una vez enrasado con bisturí, ha sido la base sobre la que se aplicó la reintegración cromática con pigmentos al barniz.
El trabajo finalizó con la incorporación de una capa de protección (barniz), como barrera contra los posibles depósitos de suciedad.