La capital jienense ha lucido este fin de semana una de sus imágenes más tradicionales con las procesiones infantiles y las cruces de mayo, que con el paso del tiempo siguen vivan para embellecer plazas y patios de casi todos los barrios, especialmente, del casco urbano.
La Cruz de Mayo de la Asociación de Vecinos ‘Guadalquivir’, del barrio de Belén y San Roque, ha ganado el primer premio del Concurso organizado por el Ayuntamiento, dotado con 500 euros. La Cruz de Mayo del popular barrio de la capital ha sumado objetos de numerosos vecinos y ha representado la tradición, a la vez que ha sido original y hermosa.
En segundo lugar ha quedado la Cruz de Mayo de la Hermandad Misionera ‘Jesús Divino Maestro’ (400 euros) y en tercer lugar la Asociación de Vecinos del Polígono del Valle ‘Passo’ (300 euros). Igualmente, se entregaron tres accésit, por valor de 100 euros cada uno, a la Cruz del Hogar Santa Clara-Cáritas Diocesana de Jaén, a la Cruz de la Asociación de Vecinos ‘Unidos por la Merced’ y a la Cruz del colegio Santa María de los Apóstoles.
Este año se han montado 25 cruces, gracias a la participación de 11 cofradías, cinco asociaciones vecinales, dos colegios, dos parroquias, tres residencias geriátricas, una asociación de beneficencia y una asociación folklórica (fuera de concurso). En todas han primado las flores, típicas en el mes de mayo e indispensables para la Cruz, y en algunas se han habilitado barras para originar jornadas de convivencia entre vecinos del barrio y visitantes.
El jurado del Concurso de Cruces de Mayo 2017 ha estado formado por Antonio Vilar Ortega, Diego Ortega Bruna y Miguel Sánchez Gasca.
Por otra parte, el viernes se celebraron las tradicionales procesiones infantiles, con la participación de más de 1.300 niños.
La Plaza de Santa María fue el punto de encuentro para los colectivos participantes, estos fueron, tres colegios, ocho cofradías, tres asociaciones vecinales y tres agrupaciones cívico-culturales. Todos recorrieron las calles Maestra y Colón, donde se instaló una tribuna. Niños de todas las edades se convirtieron en costaleros, anderos, músicos, mantillas y acólitos para acompañar a sus imágenes en pasos y tronos que recordaron la recién vivida Semana Santa jienense.
El desfile dejó estampas en las que predominó tanto la ilusión como las ganas de los más pequeños, a la vez que la formalidad de todos los participantes, que se tomaron en serio su papel y contribuyeron a mantener viva una de las tradiciones más arraigadas en la capital.