El multiconcierto que puso fin a este ciclo musical en su edición de 2017 el pasado sábado 9 de septiembre dejó un gran sabor de boca entre los muchos aficionados a la música que se acercaron a la Cartuja. Todo comenzó pocos minutos antes de las 10 de la noche, en una jornada en la que la meteorología dio un pequeño respiro, con La Banda del Peine, que realizó un concierto muy dinámico y divertido, que metió de lleno al respetable en una noche que resultaría inolvidable.
Lole Montoya, en una actuación austera y muy flamenca, tan solo acompañada de guitarra y percusión, dejó claro que continua teniendo una voz única, capaz de emocionar a todo aquel que se detenga a oírla. Canciones de toda la vida para ir avanzando en su repertorio, no por conocido menos interesante. Lole sigue enamorando aunque no tenga la fuerza de su juventud, algo que contrarresta con su experiencia e inconfundible “pellizco” al cantar.
Después del oasis, entre decibelios lanzados por guitarras eléctricas y baterías, que resultó ser la intervención de Lole Montoya, llegó una especie de tsunami musical, y de compás, de la mano de Tomasito.
El jerezano, que presentó ante los sevillanos su última creación, el disco Ciudadano Gitano, dejó claro, desde el comienzo, que se sentía a gusto, y agarrado a su micro se encargó de recordarlo varias veces.
Sevilla se rindió a la dinámica de Tomasito, escuchando con atención sus nuevas canciones, entre las que hay algunas que darán que hablar, y coreando, a la vez que vibrando con clásicos como Al Abandono, Oh Mare, La Cacerola o En la Freiduría, cuyo estribillo fue gritado sin descanso por los presentes.
Nuevo disco y nuevo triunfo de Tomasito en Sevilla, ciudad que lo entiende y lo disfruta.
La guinda vendría ya de madrugada con Estricnina, ese experimento musical que firman dos grandes de la música, El Canijo de Jerez y Juanito Makande.
Estricnina es el “garrapaterismo rockero” apoyado en una banda de altos vuelos, donde Los hermanos Bao, Pepe al bajo y Anye a la batería, Marcos Munne con la guitarra eléctrica y Nacho Lesko a los teclados dan toda una clase magistral de cómo lo instrumental puede rozar la excelencia. Espectacular el dueto que forman los hermanos Bao, que solos en el escenario hacen subir la temperatura a base de calidad y fuerza. Los solos de Munné y Lesko no se quedan atrás. En definitiva una base instrumental donde El Canijo y Makande navegan por su repertorio interactuando con el público al que consiguen meter en su idea.
Un largo y variado concierto, sin fisuras, que no dio tregua y que calentó la inusualmente fresca noche junto a las chimeneas del Monasterio y el rio Guadalquivir.
En las paradas de sus carreras en solitario, los gaditanos bien hacen en disfrutar, y sobre todo hacer disfrutar, con la música de la mano de este formato, Estricnina se despedía de Andalucía Occidental a lo grande.
Una velada musical bien diseñada para despedir un prestigioso ciclo de gran calidad que, entre varias productoras al frente de la programación, ha llenado de música las noches estivales sevillanas.
Ya esperamos con ansia la próxima cita, la de 2018.