Los líderes de la dos Coreas, Moon Jae-in y Kim Jong-un, celebrarán una nueva cumbre en Pionyang en septiembre, la tercera desde que ambos países iniciaron este año su proceso de distensión, según acordaron hoy delegaciones de ambos países.
El encuentro se presenta como paso más en el acercamiento entre dos países que permanecen técnicamente en guerra, en un momento en que el diálogo también abierto entre Corea del Norte y Estados Unidos para la desnuclearización del régimen parece estancado.
Delegaciones de alto nivel de Norte y Sur fijaron hoy el escenario y fecha aproximada de la nueva cumbre durante una reunión celebrada en la frontera, según un comunicado conjunto publicado por Seúl, que no precisa cuándo exactamente tendrá lugar el encuentro.
Un portavoz de la oficina presidencial surcoreana apuntó posteriormente a que la cumbre tendrá lugar probablemente a mediados o finales del próximo mes, al afirmar en declaraciones a los medios locales que "sería difícil" celebrarla a principios de septiembre.
Por su parte, el líder de la delegación norcoreana y presidente del Comité de Reunificación Pacífica de ese país, Ri Son-gwon, dio a entender tras la reunión de hoy que ambas partes han pactado una fecha y decidido no hacerla pública por el momento, según recoge la agencia surcoreana Yonhap.
Este nuevo capítulo en el proceso de acercamiento intercoreano se abre después de que Washington y Pionyang se acusaran mutuamente durante la semana pasada de incumplir los compromisos alcanzados en la histórica cumbre celebrada en junio en Singapur entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y el dictador norcoreano.
Estados Unidos ha urgido al Norte a acelerar sus pasos concretos hacia la desnuclearización e insiste en mantener las sanciones sobre el régimen mientras esto no suceda, mientras que Pionyang ha criticado que Washington continúe aplicando dichas medidas de presión.
La tercera cumbre entre Kim y Moon puede suponer una oportunidad para desatascar esta situación, del mismo modo en que su primer encuentro celebrado el 27 de abril en la frontera intercoreana permitió allanar el terreno de cara a la posterior reunión entre Trump y el "líder supremo" norcoreano.
Las delegaciones del Norte y del Sur, de hecho, trataron durante sus conversaciones de hoy los compromisos alcanzados por sus gobernantes en esa primera cumbre, que incluían trabajar para establecer la paz y la "total desnuclearización" de la península coreana.
"También analizamos la situación actual de la implementación de los puntos de la Declaración de Panmunjom, y mantuvimos consultas para avanzar en su aplicación", señala el comunicado conjunto divulgado por el Ministerio de Unificación del Sur.
Ambas partes discutieron vías para impulsar la cooperación en áreas como el transporte ferroviario o el deporte, todo ello sin vulnerar las sanciones internacionales que pesan sobre el régimen, según dijo hoy tras la reunión el ministro de Unificación surcoreano, Cho Myoung-gyon, quien encabezó la delegación de Seúl.
En su reunión de abril, Moon y Kim ya acordaron celebrar en otoño otra cumbre en la capital norcoreana, mientras que su segundo encuentro fue celebrado en secreto en el lado Norte de la frontera entre ambos países el 26 de mayo.
Aquella cumbre sorpresa tuvo lugar para continuar con la mejora de los lazos bilaterales y salvar la esperada reunión entre Trump y Kim, después de un cruce de reproches entre EEUU y el Norte y de que el líder de la Casa Blanca anunciara que cancelaba el encuentro.
La cita de septiembre en Pionyang supondrá la tercera ocasión en que un jefe de Estado del Sur viaja el Norte para reunirse con su contraparte, tras las visitas de los expresidentes Kim Dae-jung (2002) y Roh Moo-hyun (2007), y significará la quinta cumbre intercoreana de la historia.