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Lunes 25/11/2024
 

Lo que queda del día

Tomar o cogerse una ‘tajá’

Todavía hay cosas peores contra las que ofenderse y posicionarse dentro del mundo de la nueva política.

  • Picardo.- -

A falta de una fórmula mágica, o de poderes hipnóticos, los asesores de los líderes políticos han tenido que redoblar esfuerzos en los últimos días para encontrar las frases adecuadas y precisas con las que sus jefes pudiesen convencer al electorado. Tanto afán, entre lo científico y lo minucioso, entre el cálculo y la estrategia, suele quedar reducido a cenizas, como un vampiro ante el sol del amanecer, por la falta de naturalidad con la que terminan por expresarse las ideas y por el encorsetamiento, incluso el complejo, que condiciona el ámbito de lo políticamente correcto.  

En medio de tanto equilibrista de la palabra y de las emociones, resulta inevitable que sobresalgan algunas discordancias, entre las que tienen cabida auténticas majaderías -y algunas habrán escuchado en campaña-, pero también reacciones anímicas como la pronunciada este jueves por Fabian Picardo, ministro principal de Gibraltar durante una visita a La Línea: “Si hay un ‘no Brexit’, ese día me tomo una tajada como un piano e invito a alcalde de La Línea y a mis amigos de Gibraltar y La Línea a que estén conmigo en esa gran celebración”. Una primera autoridad dispuesta a emborracharse: oh my gosh!; y no por una buena causa, sino porque la causa lo merece.

A Picardo habrá que corregirlo: no se dice “me tomo una tajada”, sino “me cojo una tajá”, puesto que detrás de su derroche de sinceridad sólo cabe entender una preciada exaltación de la amistad y el palpable espíritu británico, el que no desecha una pinta si hay algo por lo que brindar. Están en su derecho de censurarlo, de llamarlo al orden, de pedirle mejor ejemplo, y aunque su caso esté tan cerca y tan lejos de nosotros al mismo tiempo, hemos llegado a unas circunstancias en las que se agradece que un político demuestre saber emplear un lenguaje más cercano a la calle que al de sus asesores, que al fin y al cabo es lo que ha terminado por sorprender a todos, ya sea por exceso o por defecto.

A los que lo interpreten como una salida de tono, hay que recordarles asimismo que las hay peores, porque van con peores intenciones, como la de tomarnos por tontos. Esta semana, en una rueda de prensa, un compañero preguntó a cierto candidato al Congreso que explicara cuáles eran las principales medidas previstas en su programa electoral para resolver los problemas de la provincia. Tras esbozar una mínima y predecible respuesta -crear empleo-, se limitó a invitarnos a visitar la página web de su partido para verlas con detalle, porque venían mejor explicadas y desarrolladas.

Con tremendo afán de compromiso será imposible dejar de hablar de desafección política, o de aprovechados de la política, como han tenido la oportunidad de comprobar esta semana los integrantes de la agrupación de electores Ganemos Jerez tras encontrarse con una desagradable sorpresa en el BOP: entre las candidaturas registradas para las municipales en Jerez figuraba otra con su mismo nombre, presentada en este caso por un partido político con sus propios candidatos.

No es el único caso detectado en España y, como expone la candidata de la agrupación jerezana, Kika González, sólo responde a dos posibilidades: “aprovechar la confusión” para lograr los votos suficientes con los que conseguir representación, entrar en la institución municipal y beneficiarse de la asignación económica correspondiente; o para llevar a cabo un supuesto intento de “extorsión”. La agrupación de electores ha solicitado la impugnación de la lista intrusa dentro del plazo legal y la propia Junta Electoral le ha comunicado que iba a actuar de oficio; un gesto al que hay que sumar el de numerosas personas que les han trasladado su apoyo y reconocimiento ante tan injusta afrenta.

Si a usted le han molestado las palabras de Picardo, no pierda recato en esbozar una pequeña sonrisa, aunque sea de incredulidad, porque todavía hay cosas peores contra las que ofenderse y posicionarse dentro del mundo de la nueva política.

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