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Matrícula de deshonor

No pido perdón

No pido perdón, ni siento dicha necesidad para ello, de ahí que evite montar un circo, así me libro de lidiar con tanto payaso

Publicado: 04/06/2019 ·
13:23
· Actualizado: 04/06/2019 · 13:23
Autor

Federico Pérez

Federico Pérez vuelca su vida en luchar contra la drogadicción en la asociación Arrabales, editar libros a través de Pábilo y mil cosas

Matrícula de deshonor

Un cajón de sastre en el que hay cabida para todo, reflexiones sobre la sociedad, sobre los problemas de Huelva, sobre el carnaval...

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No pido perdón, ni siento dicha necesidad para ello, de ahí que evite montar un circo, así me libro de lidiar con tanto payaso. El perdón es uno de los valores más importantes que debería tener esta sociedad, una de las acciones más necesarias para las diferentes interacciones sociales que se crean en este entramado de encuentros relacionales. Es una herramienta que implica una serie de sentimientos y emociones que van más allá del propio acto en sí. Obviamente, requiere sentir el agravio producido, sin que el objetivo deba ser la reconciliación, aunque la favorezca. Pero también, el perdón, en ciertos contextos, denota culpabilidad, o responsabilidad para los más alejados de la Iglesia. El perdón debe partir de uno mismo, sin condiciones adscritas que repercutan en dicho acto de conciliación personal. Pero es así, en el acto de pedir perdón va implícito el reconocer una falta, una ofensa, un posible daño, que por mucho que se repita, señor Manuel López Obrador, jamás se ajustará a esta realidad actual. Yo no puedo pedir perdón, y ni siquiera me permito ponerme en la duda. Los hechos ocurridos hace 500 años se alejan mucho de esta actual España. Es tan absurdo que, si agudizó el ingenio, vuelvo a percibir ese tufillo político y aprovechado de querer sacar rédito a costa de una historia, que asumo, fue construida con el sufrimiento, pero superada por la propia evolución y fusión de ambas culturas. Obviamente, siempre quedan ciertas reminiscencias que el presidente de México quiere aprovechar para desviar la atención de los verdaderos problemas que azotan al país, fomentando un odio que no nos compete. Que quede claro que, como cualquier español de bien, puedo llegar a sentir, pero me reitero: ni soy ni me siento culpable. “Pero como de necios y aprovechados...” se suma al carro la Comunidad Islámica de Sevilla, a través de su presidente, Yihad Sarasúa, que también exige a La Corona perdón por la reconquista de España... Que pase el siguiente.

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