Marco Flores trae al XXIV Festival de Jerez uno de los muchos estrenos del certamen. El bailaor pondrá en escena este miércoles día 4 de marzo en el Teatro Villamarta ‘Rayuela’, un espectáculo ideado desde la celebración de sus 20 años de carrera artística y desde la reflexión para “echar la vista atrás, hacer balance y, a partir de ahí, crear un universo nuevo”, señaló ante los medios de comunicación. A esta propuesta de la jornada se suma la guitarra de José Manuel León y el cante de Alicia Carrasco, un dúo que responde al nombre de Mujerklórica y que en Sala Paúl presentará ‘Los bienes de la tierra’, su segundo disco. Finalmente, el cante del jerezano Mateo Soleá sonará sin amplificación acústica en el Palacio Villavicencio.
Veinte años de carrera artística y diez con compañía propia es el bagaje de Marco Flores. Y, aprovechando sendos aniversarios, el bailaor de Arcos de la Frontera ha decidido celebrar lo conseguido hasta ahora -un mochila de montajes propios, colaboraciones con otros artistas y algunos premios relevantes- para mirar el pasado, hacer su particular balance y andar nuevos caminos con su baile.
Para “crear ese universo nuevo”, Flores ha recurrido al trabajo de Francisco López, en la dramaturgia y dirección de ‘Rayuela’. “Es alguien que me conoce, que ha propuesto ese universo y la verdad es que ha hecho un trabajo increíble”, señaló el bailaor. La “gran transformación” que experimenta su baile en este montaje se extiende al resto del elenco -David Lagos, al cante; y Alfredo Lagos, a la guitarra- cuya participación tiene un papel relevante, puesto que son considerados “intérpretes y creadores”.
‘Rayuela’ hace mención a la práctica de este juego, pero el término también se conecta con el concepto de tierra y cielo –“para volver a los orígenes”, según Marco Flores- y al protagonista de la famosa novela del mismo título de Julio Cortázar. “Es una referencia poética, es un personaje romántico, inconformista”, añadió. Y ese perfil soñador de Oliveira, el personaje de Cortázar, es asumido tanto por él como por David Lagos y Alfredo Lagos.
En esta ‘Rayuela’ Flores se exhibe como un bailaor diferente en “cada casilla” del juego. De este modo, sigue mostrándose al público “no en una línea continua”, puesto que “mi trabajo siempre ha sido dispar”. En esta su décima producción ha contado con el asesoramiento coreográfico de Olga Pericet, quien también ha diseñado el vestuario.
Estructura dramatúrgica
La estructura dramatúrgica de ‘Rayuela’ está distribuida en cinco secuencias, organizadas desde tres perspectivas creativas: introspectiva, prospectiva y proyectiva. Todo ello bajo el motor creativo común de “la búsqueda de la íntima relación entre fondo y forma, entre contenido y técnica, entre interpretación y lenguaje”, según señala Francisco López, su autor.
En el marco de la instrospección, el baile de Marco Flores transita por los primitivos fandangos folclóricos y seguidillas, que conducen a jaberas, pasando por rondeñas y malagueñas. Aquí, el juego de las dicotomías emocionales se plantea como aceptación-rechazo. La segunda secuencia de la instrospección parte de los estilos vinculados a la siguiriya con sentimientos asociados a la culpa y al fracaso.
El espectáculo aborda su fase prospectiva con la indagación en el pre-flamenco y el proto-flamenco, centrado en sus expresiones locales y en su reelaboración actual. En este contexto, las emociones que se plantean se sitúan entre el encuentro y el desencuentro de lo propio y lo extraño.
La tercera y última perspectiva creativa -la proyectiva- se inicia a partir de la jota del Niño de Medina, donde el baile de Marco Flores hace una recreación personal de las romeras para, a continuación, dar paso a los tangos mostrando su particular indagación sobre la ‘apropiación’ de los ritmos ajenos al legado musical andaluz por parte del flamenco. Además, el artista recurre a músicas no flamencas procedentes de la zarzuela o las tonadillas.
De otro lado, en Sala Paúl, Mujerklórica, el dúo formado por el cante de Alicia Carrasco y la guitarra de José Manuel León, presenta su segundo disco que lleva por título ‘Los bienes de la tierra’, donde se refleja el flamenco de la zona del Campo de Gibraltar a modo de homenaje a esos artistas no tan conocidos como el Tío Mollino, El Angoli o Rafael El Tuerto, entre otros. No obstante, no se pierde de vista “la apertura a nuevas formas” interpretativas y “la reivindicación de la figura de la mujer”, en opinión de Alicia Carrasco.
“Intentamos rescatar estos personajes del flamenco que, aunque no fueran grandes maestros, tenían una personalidad increíble”, indicó Carrasco. En cuanto a la guitarra, José Manuel León busca entroncar su música con la escuela creada por Antonio Sánchez, padre de Paco de Lucía.
‘Los bienes de la tierra’ es un trabajo discográfico que impacta y emociona con la zambra ‘Soleá de mis pesares’, la malagueña ‘La que cante en el café’ o la rumba burlona ‘El tururú’. En su puesta en escena, en Sala Paúl y dentro del ciclo ‘Flamenco y mujer’, contará con el baile de Rosario Toledo como artista invitada.
A la creación de este particular espacio sonoro, enraizado con su Algeciras natural, contribuye la participación de los también guitarristas Salvador Andrades y Antonio Martín, la percusión de Ángel Sánchez ‘Cepìllo’, la trompeta de Miron Rafajlovic y las palmas y los coros de Juan de la María y José Tarasco.
Finalmente, en el ciclo ‘Los conciertos de Palacio’ que tiene lugar en el Palacio Villavicencio, podrá escucharse el eco de Jerez en el cante de Mateo Jiménez Soto, conocido en el mundo artístico como Mateo Soleá, que estará acompañado por Antonio Malena a la guitarra y Javi Peña y Ale Fernández, a las palmas. “Voy a coger el camino por derecho”, confesó Mateo Soleá. Ese camino abarca las diferentes formas de soleá y seguiriyas que conoce. “Me acordaré de mi gente”, precisó. Entre esa gente está la herencia cantaora de los grandes maestros jerezanos pero, sobre todo, el legado de Antonio Mairena.