Hace un año, las llamas arrasaban las icónicas cubiertas y tumbaban la majestuosa "aguja" de la catedral de Notre Dame en París, una pérdida patrimonial que hoy día es prácticamente imposible que se pueda producir en otro templo universal como la Mezquita-Catedral de Córdoba.
Aunque aún se desconocen con exactitud las causas que originaron las llamas en el templo parisino, las investigaciones apuntan a un cortocircuito y fallos en el sistema de protección durante las obras de reforma a la que estaba siendo sometida la catedral.
Un siniestro de tal envergadura parece altamente improbable, ya que el riesgo cero no existe, que pueda suceder en la Mezquita-Catedral, que en su milenaria historia solo ha sufrido dos incendios de los que se tengan constancia.
El primero tuvo lugar en 1910 y se produjo a consecuencia de una descarga eléctrica sobre el cimborrio del crucero del templo, mientras que el segundo fue en el 2001 en las dependencias del archivo y se perdieron 25 legajos de los más de 5.000 que custodia, algunos de ellos con más de siete siglos de antigüedad.
Según apuntan fuentes del Cabildo Catedral de Córdoba, titular del templo, el sistema constructivo de la cubierta del edificio es "frágil" y está compuesto por una estructura de madera, lo que obliga a "prestar una especial atención en la prevención del riesgo de incendios".
Actualmente, el edificio cuenta un sistema de detección conectado a una central de alarma, con vigilancia las 24 horas del día, mientras que la cubierta tiene un sistema de extinción propio, de tal manera que los bomberos "cuentan con una red hidráulica exclusiva para sofocar las llamas".
Un aspecto fundamental para evitar riesgos son las precauciones que se toman durante la ejecución de las obras, en las que no se utilizan técnicas o herramientas que puedan representar una amenaza de incendio.
De esta manera, no se proyectan ni se realizan uniones de elementos metálicos que requieran soldaduras, por lo que todas las sujeciones que se realizan son roscadas y tampoco se utilizan radiales para trabajos con elementos metálicos en lugares expuestos.
No obstante, si su utilización es imprescindible, el trabajo se hace en el Patio de los Naranjos o en un andén y se sube la pieza ya trabajada, mientras que no se desactivan los sistemas de detección de las zonas en que se trabaja para evitar riesgos innecesarios.
Por otro lado, el equipo de mantenimiento del templo comprueba cada mes los medios activos que forman parte del sistema de extinción de incendios que se localiza en las cubiertas del monumento, la zona más sensible del templo.
Concretamente, esta zona cuenta con 19 bocas de incendio equipada con una presión de red de 5 kilogramos, y cada una, por su parte, tiene una caja de abastecimiento con dos juegos de mangueras de veinte metros cada una, además de dos lanzas.
Y para completar la protección del monumento, con cierta periodicidad se lleva a cabo la simulación de un fuego en las cubiertas del edificio y se produce la evacuación de los visitantes al templo.
El último realizado, a finales de noviembre del pasado año, se contó con la novedad de realizar los avisos por megafonía en español e inglés, tanto en el interior del templo como en el Patio de los Naranjos, para desalojar e informar a los turistas.
En la actividad participaron miembros de Protección Civil, del Servicio de Extinción de Incendios y salvamento, Policía Nacional y Local, la Cruz Roja, EPES 061 y Emergencias 112 Andalucía, que actuó como centro de coordinación.
El simulacro puso a prueba el funcionamiento de los sistemas de seguridad del edificio y la adecuada aplicación de los protocolos preestablecidos para situaciones de emergencia, y el resultado fue altamente satisfactorio.
Y todo ello conforma un protocolo y sistema de protección contra incendios en la Mezquita-Catedral que hace "imposible" que se pueda repetir en éste templo Patrimonio de la Humanidad un siniestro de una envergadura de tal magnitud como el que hace un año sobrecogió al mundo al contemplar como ardía Notre Dame.
Córdoba
El fuego imposible en la Mezquita-Catedral de Córdoba
El sistema constructivo de la cubierta del edificio es "frágil" y está compuesto por una estructura de madera, lo que obliga a "prestar una especial atención"
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