Darle una segunda vida a los residuos del sector conservero. Ese es el objetivo de un proyecto conjunto entre Galicia y norte de Portugal cuyos resultados, por ahora, apuntan a un "alto potencial de negocio", según destacan sus responsables.
Lo explican en declaraciones a Europa Press el ingeniero químico Álvaro Silva, del centro tecnológico Cetaqua, y la responsable de transferencia Noelia Vilar, de la fundación empresa-universidad gallega Feuga, dos de los socios de esta iniciativa, que se denomina 'Conserval' y arrancó en abril de 2019.
Enmarcado en el contexto de la economía circular, 'Conserval' se marca como reto desarrollar tecnologías para la valorización de subproductos y aguas residuales del sector conservero en Galicia y el norte de Portugal.
En concreto, pretende transformar estas corrientes sólidas y líquidas en productos de mayor valor añadido y con un potencial de negocio, como ácidos grasos volátiles específicos, aceites de pescado con elevado contenido en Omega 3 e hidrolizados proteicos con alto valor.
"Hasta los años 80 la gestión de estos residuos era muy deficiente. La legislación avanza y el objetivo ahora no es solo limpiar, sino recuperar los componentes", destaca Álvaro Silva desde Cetaqua.
De hecho, ya han implantado un prototipo en una conservera en Vilanova de Arousa (Pontevedra) y, aunque el proyecto está en fase experimental, los resultados son esperanzadores.
Según explica Silva, dividen los trabajos a tres escalas: muy pequeña, con muestras que se llevan a laboratorio para determinar el máximo de producción posible; pequeña, en la que ya se hacen experiencias en continuo, 24 horas durante los siete días de la semana, para ver si es factible a nivel industrial; y en una industria, como es el caso de la fábrica arousana.
Por su parte, Feuga busca "transferir" estos resultados al mercado. Para eso, según resalta Noelia Vilar, es fundamental "concienciar" tanto al sector, que necesitará hacer inversiones para implementar estas nuevas tecnologías de aprovechamiento, como a otras empresas que serán las que podrán utilizar los productos que se obtengan, y también al consumidor. Todos deben ver "los beneficios a largo plazo y para el medio ambiente", según remarca esta responsable de la fundación empresa-universidad gallega.
BIOPLÁSTICOS, HERBICIDAS, COSMÉTICOS...
Lo que se extraiga de los residuos del sector conservero "no llegará al supermercado en ningún caso", según precisan, sino que serán elementos que se podrán emplear para confeccionar bioplásticos y herbicidas o en ámbitos como el cosmético, el de la alimentación animal o incluso el farmacéutico.
El reto es "conseguir calidades", puesto que, por ejemplo, el ácido acético que se consigue es el mismo ya venga del petróleo o de aguas residuales. "A nivel práctico, es como beber agua del grifo o agua embotellada", apunta el ingeniero químico.
En esa labor de lograr mayores concentraciones es en la que avanza ahora Cetaqua, mediante técnicas para retirar el agua y también para separar los distintos tipos de ácidos que se pueden extraer. Por su parte, Feuga trabaja, entre otras cosas, en "encontrar el cliente intermedio perfecto".
De esta forma, ambos portavoces inciden en que abril del año que viene no será el punto final de esta experiencia, sino que "las actuaciones tendrán que continuar", con el ánimo de "permear al mercado" con la tecnología desarrollada.
HASTA ABRIL DEL AÑO QUE VIENE
Dotado de casi un millón de euros cofinanciados por el fondo europeo de desarrollo regional a través del Programa Interreg POCTEP V-A España-Portugal, el proyecto está en marcha desde abril de 2019 y finalizará en abril de 2022.
Cetaqua Galicia es la que lidera y cuenta con la colaboración de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescados y Mariscos (Anfaco-Cecopesca), Universidade de Santiago de Compostela (USC), Fundación Empresa-Universidad Gallega (FEUGA), Universidade do Porto y Asociación de Fabricantes de Conservas de Pescados de Portugal (Anicp).
Como coordinadora del proyecto, Cetaqua se centra así en el desarrollo de la tecnología de fermentación para la producción dirigida de ácidos grasos volátiles.
Mientras, Feuga trata de impulsar la transferencia, internacionalización y explotación de resultados, además de encargarse de tareas de comunicación y difusión del proyecto.