Desde luego, el nombre de Noemí López no es desconocido dentro del mundo del arte, la fotografía y el diseño gráfico en Alcalá, y estamos seguros, dentro de muy poco, también fuera de ella. Sin embargo, tu proyecto que, en estos momentos, crece con más fuerza, es el de Newlayer, ¿cómo surge la idea y qué es exactamente Newlayer?
-Newlayer es el resultado de algo que comienza como un hobby y termina convirtiéndose en mi profesión.
Al finalizar mis estudios universitarios empiezo poco a poco a sumergirme en programas y cursos especializados de diseño gráfico y disfruto tanto aprendiendo que ya no pienso en hacer otra cosa a nivel profesional. De la mano del diseño, inevitablemente, llega la fotografía.
Han pasado ya más de 12 años desde que comencé en este mundo. Durante todo este tiempo he trabajado para otras empresas, he impartido clases y he creado mi propia empresa: Newlayer.
Podría decir que Newlayer es diseño gráfico y fotografía pero creo que sobretodo es ilusión, creatividad, experimentación y perseverancia.
La libélula es como todo un símbolo en tu presentación, y descubrimos, muchas virtudes de este ser a priori tan insignificante, que, sinceramente, nos asombran: madurez y profundidad de carácter, poder y equilibrio, simplicidad y efectividad, elegancia y modernidad... ¿Son también las señas de identidad de Noemí?
-No sé si todas pero sí la gran mayoría de ellas. Ciertamente me siento bastante identificada con este ser tan peculiar.
También es verdad que son valores que siempre intento reflejar en todos mis trabajos. Si por ejemplo estoy creando un logotipo, me esfuerzo mucho en conseguir que la imagen de la empresa o marca quede bien representada visualmente pero también me gusta que esa representación sea sencilla, potente y distinguida.
Siento predilección por el minimalismo y lo transgresor.
Hay un toque cinematográfico en tus fotografías, gusto por los escenarios, por atrapar el poder de los gestos, en otros casos, por dotar a los momentos de un elemento casi pictórico, ¿cuándo dices ¡Me gusta!?
-Al contrario que en el diseño gráfico tengo un gusto fotográfico un tanto peculiar. Me encanta el minimalismo pero siento debilidad por los ambientes deteriorados y rocambolescos. Tengo una “pequeña obsesión” con las ruinas contemporáneas. Una amiga me comentó un día que esa fascinación en Japón esta muy de moda y se llama Haikyo.
Y ahí ando… Siempre buscando localizaciones abandonadas que inmortalizar con algo que rompa de repente esa eterna calma.
¿Crees que la mujer tiene algo que reivindicar en esta esfera del arte, o aquí hay más igualdad?
-Desde mi experiencia como freelance puedo decir que lo hago en plena igualdad.
Quién decide poner su imagen o la de su empresa en tus manos lo hace porque conoce tu trabajo y le gusta y en este caso lo mismo le da que seas hombre o mujer. De lo que se trata, en definitiva, es de saber establecer una adecuada conexión con el cliente; escuchar sus ideas y conocer sus gustos con el fin de conseguir crear aquello que estaban buscando.
Por último, no podemos irnos sin hablar sobre otro de tus más hermosos proyectos, Les Petits Portraits, ¿qué hay detrás de este bello blog y qué podemos encontrar en él?
-www.lespetitsportraits.com es un proyecto fotográfico que comenzó como una tarde de aventuras con dos amigas mías (Chiqui y Rubi) que se prestaron para ayudarme con una idea a la que llevaba tiempo dando vueltas.
Estaba tan aburrida de ver la irreal perfección en las revistas y anuncios de moda, que decidí iniciar un proyecto fotográfico para comprobar por mi misma y enseñar a los demás, que la “normalidad” también podía resultar bonita.
Así que la idea era hacer unas fotografías de ellas con algunos elementos vintage (una bola del mundo, un despertador, un libro de Kafka…) en entornos abandonados. El resultado fue una sesión de fotos que tuvo muchos comentarios positivos y felicitaciones.
Después de eso empecé a fotografiar a más gente, siempre intentando captar la realidad sin querer “jugar a los modelos”.
Y bueno, creo que la idea ha terminado gustando y desde entonces algunas personas me han encargado sesiones fotográficas privadas. Saben que no son modelos profesionales pero tampoco quieren aparentarlo. Sólo quieren tener un recuerdo bonito en el que se muestran tal y como son.