El informe señala que la posibilidad de que la mujer pueda perder la vida en el trayecto por mar es doble "por el hecho de ser mujer"
Las mujeres migrantes tienen el doble de posibilidades de perder la vida en los trayectos en el mar, según se desprende del Informe Derechos Humanos en la Frontera Sur 2022, elaborado por la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA).
Según el estudio, presentado este lunes en Sevilla, diez de cada cien mujeres y cinco de cada cien hombres perdieron la vida en 2021 cuando huían de la guerra, el hambre o la desesperación, y las vulneraciones de derechos que sufren las mujeres que migran son aún más profundas que las que padecen los hombres.
El informe, que este año está dedicado monográficamente a las migrantes, señala que la posibilidad de que la mujer pueda perder la vida en el trayecto por mar es doble "por el hecho de ser mujer".
A pesar de que las llegadas de mujeres suponen solo el 10 % del total, al menos 10 de cada 100 murieron o desaparecieron intentado acceder a España, mientras que perdieron la vida al menos 5 de cada 100 hombres.
Las razones de este elevado número de muertes -404 mujeres, el 19 % de las víctimas totales - obedecen a que, con frecuencia embarazadas o acompañadas de menores, se las coloca en trayectos largos en el centro de las embarcaciones, lo que en caso de naufragio limita sus posibilidades de sobrevivir, que se reducen aún más con la responsabilidad de salvar a sus hijos.
Las vulneraciones de derechos que soportan las mujeres en la frontera van más allá de los riesgos del propio tránsito migratorio, según APDHA, que añade que se trata de una situación invisibilizada.
Las mujeres tienen sus propios proyectos migratorios, sus propias realidades, que van más allá de la tradicional imagen migratoria en la que "la posición de la mujer se condiciona permanentemente al rol de hija-esposa-madre-víctima, en contra del análisis heroico o del espíritu aventurero con el que se analiza la migración masculina", señala el informe.
Relata las experiencias de algunas de estas mujeres, como Isatu, que huía de un matrimonio forzado, pero que fue deportada a Guinea y tuvo que regresar con su marido.
El informe también recoge la situación de las mujeres en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) o la de las trabajadoras agrícolas temporeras, las porteadoras en Melilla o las trabajadoras transfronterizas "que siguen sufriendo una situación terriblemente inestable, vinculada a la pandemia y al cierre de fronteras".
La desigualdad también genera situaciones de precariedad en origen como las de las madres solteras en Marruecos o las trabajadoras de las fábricas textiles, cuya situación, según APDHA, no ha variado mucho de las que hace 110 años murieron en Nueva York y que originó el color morado del movimiento feminista.
"Las víctimas de la construcción de la desigualdad siguen siendo las mismas: mujeres empobrecidas y racializadas, aunque ahora las mujeres no cruzan fronteras para trabajar en esos talleres, lo hacen los bienes que fabrican gracias a la deslocalización de las grandes empresas en países empobrecidos", dice el informe.
APDHA aboga, en víspera del Día de la Mujer, por un movimiento feminista "antirracista y descolonial" y se une a la defensa de las mujeres que desarrollan su trabajo en condiciones de precariedad y explotación.