La crisis en términos de macroeconomía puede que esté remitiendo si se tienen en cuenta las declaraciones de los políticos que ocupan cargos de responsabilidad en los gobiernos, pero lo que no ha remitido, ni se espera que lo haga en breve, son sus devastadores efectos a escala microeconómica, dejando heridas de muerte las haciendas de muchas familias gaditanas que se han quedado literalmente sin recursos, sin empleos y sin posibilidad de asumir sus pagos habituales.
Para atender a ese, ya numeroso, colectivo, muchas organizaciones sociales se las ven y se las desean para poder suplir esa carencia de recursos. Una de estas entidades, la Fundación Benéfica Virgen de Valvanuz, con una larga trayectoria de ayuda al necesitado en Cádiz, ha encendido todas las alarmas porque se ha visto superada por la demanda y ha lanzado una señal de ayuda a colegios, asociaciones de vecinos y voluntarios para lograr esos alimentos que necesita y atender a todos los que requieren de su ayuda.
La responsable de la fundación, Mila Aragón, recuerda que en la actualidad están atendiendo a un total de 365 familias, entregándoles todos los meses un lote de productos de primera necesidad que incluye, entre otros, aceite, tomate, leche, lentejas, legumbres, galletas, azúcar o café. “Estamos hablando de unas 1.216 personas a las que atendemos con estos lotes. Sabemos que los efectos de la crisis no remiten porque en lo que va de año, el número de familias que atendemos se ha duplicado. En diciembre atendíamos a unas 150 familias y ya estamos en 365, pero es que esto va a más”.
“Los efectos de la crisis son muy profundos, ya que hay muchas familias que tienen a todos los miembros en edad de trabajar, en paro, y en esos núcleos familiares hay muchos niños, que son nuestra mayor preocupación. Luchamos para que esos pequeños noten lo menos posible la situación que viven sus padres”, apunta Aragón.
Tantas familias como días del año
Y es que la Fundación Benéfica Virgen de Valvanuz no se limita a cubrir las necesidades alimenticias de estas 365 familias. A muchas de ellas se les pagan las hipotecas, los alquileres de viviendas, las facturas de la luz o la calefacción. Todo para reducir al mínimo el impacto de su actual situación laboral.
Porque no todas las familias que acuden al número 10 de la calle Santiago, de Cádiz, proceden de una situación humilde. No, muchas de ellas, tenían una posición económica media. Con empleos estables, viviendas compradas a través de hipotecas, y sin haber necesitado nunca la ayuda de organizaciones sociales. La pérdida de los empleos y la imposibilidad de hacer frente a los pagos de hipotecas y recibos ha empujado a estas familias hacia la beneficencia.
La labor que desarrolla este colectivo no podría llevarse a cabo sin la generosidad de los gaditanos. Ayuda que procede de entidades como Cruz Roja o Banco de Alimentos, de donaciones particulares, de aportaciones de miles de familias mediante operaciones ‘Kilo’ organizadas en colegios, y de empresas grandes y pequeñas que apoyan donando productos. Eso genera toneladas de alimentos al mes, pero no es suficiente, porque son muchas las familias y muchas las necesidades.
En el marco de esas ayudas, el colegio San Felipe Neri, y como él, muchos otros en Cádiz, acaba de completar una de esas operaciones de ayuda a la Fundación. Galletas, azúcar, cacao, tomate frito, aceite y leche han sido algunos de los alimentos que se han recogido. Cientos de kilos, paquetes y briks se han almacenado para su traslado a las dependencias de la Fundación.
Mila Aragón asegura que llevan un control muy estricto de los recursos que entregan y que conocen perfectamente las necesidades de cada una de estas familias. Las que no pueden pagar hipotecas, o las que si lo pueden hacer pero no les llega para la luz. “Es verdad que hay algunas familias que necesitaron de nuestra ayuda y ya no han vuelto porque su situación económica ha mejorado, pero siendo realistas, son una minoría”, apunta.
“Tenemos expedientes de familias que llegaron a nosotros con niños pequeños y ahora esos niños ya son hombres y mujeres pero su situación económica no ha mejorado”, concluye Aragón.
“Hasta nuestra puerta llegan muchas familias porque han oído hablar de la labor que realizamos y piensan que podemos echarles una mano, pero también hay muchas familias que vienen del Ayuntamiento o de las parroquias para que les atendamos. Necesitamos alimentos y recursos económicos, pero también necesitamos manos que nos ayuden a manejar la mercancía que nos llega. Toda ayuda es poca, tal y como está la situación”, asegura la responsable de la fundación.
Sin embargo, toda esa labor de ayuda que desempeña con las familias gaditanas necesitas, no es lo único a lo que dirigen sus esfuerzos. Por si fuera poco el trabajo que hacen, también atienden a un comedor donde dan cenas a más de cien personas. No hay demasiados restaurantes en la capital gaditana que atiendan a tal número de comensales y Valvanuz lo lleva haciendo años, con grandes resultados, porque el comedor está siempre a rebosar de gente.