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Martes 10/12/2024
 

Andalucía

El juicio por pagos de la FAFFE en prostíbulos: del sentido común a evitar un juicio moral

La defensa de los imputados ha hecho a lo largo del juicio hincapié en que el jurado debe basarse en las consideraciones jurídicas y en las pruebas aportadas

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  • Juicio. -

El juicio por el pago en prostíbulos con tarjetas de la Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (FAFFE) finaliza con la incógnita de si el dinero fue devuelto y si hubo un sistema para "compensar" gastos, junto a la apelación de la Fiscalía al jurado de aplicar el "sentido común" y de la defensa de que no es un "juicio moral".

Durante seis jornadas, el exdirector de la Faffe, Fernando Villén, y la directora económica financiera, Ana Valls, han sido juzgados en la sala 7 de la Audiencia de Sevilla, un tribunal presidido por la magistrada Mercedes Alaya y por el que han desfilado decenas de testigos pedidos por las partes.

La defensa de los imputados ha hecho, a lo largo del juicio, gran hincapié en que el jurado debe basarse en las consideraciones jurídicas y en las pruebas aportadas por la acusación y no entrar en un "juicio moral", mientras el Ministerio Público ha apelado al "sentido común" para adoptar una decisión sobre los procesados.

Finalizadas el pasado martes las jornadas del juicio, la Audiencia abordará este lunes el objeto del veredicto, documento en el que la magistrada Alaya deberá plasmar guías y preguntas que orienten a los miembros del jurado, cinco mujeres y cuatro hombres, en sus deliberaciones.

Villén, que se enfrenta a una petición de seis años de cárcel por un delito de malversación de fondos y de falsedad en documento público, ha reconocido ante el jurado que pagó en cinco prostíbulos andaluces un total de 32.556 euros de la tarjeta de la Faffe pero que el dinero lo devolvió "en todos los casos".

El fiscal, Fernando Soto, calificó este caso como de "corrupción", ya que Villén "gastó" 32.566 euros al menos en diez visitas a "puticlubs, fundamentalmente de Sevilla y también de Cádiz", como los locales Don Ángelo, La Casita, American Show Girls o Bahía 2 usando tarjetas de la entidad que presidía para pagar sus gastos.

"Siempre y en todo caso devolví el dinero", declaró el primer día Villén, quien justificó las devoluciones en la caja de la Faffe por "no alarmar" a su familia, dado que su mujer tenía acceso a sus cuentas bancarias.

Por su parte, Valls dijo que conoció "por la prensa" que Villén había usado la tarjeta de la entidad pública para pagar gastos en prostíbulos, motivo por el que sufrió un "gran bochorno", y que como responsable de la contabilidad "jamás" habría permitido que un gasto personal repercutiera en las cuentas de la Faffe.

La directora financiera negó que conociera los hechos y que no hiciera nada por denunciarlo, tal y como afirmó la Fiscalía basándose en el informe de la UCO, cuyo representante declaró que los acusados crearon una "dinámica" consistente en generar "asientos contables" que reflejasen una devolución.

La UCO considera que no hubo "ni facturas, ni un recibí ni nada similar" por lo que se trataba de una operación "orquestada" por ambos con el "ánimo de ocultar" los pagos con las tarjetas de la Faffe en los prostíbulos.

EL GASTO EN EL CLUB DON ÁNGELO

Especial protagonismo ha tenido el gasto de 14.737 euros en una noche en el Club Don Ángelo de Sevilla, un prostíbulo que ya no existe y sobre el que ha circulado gran parte de los interrogatorios.

Según el Ministerio Público, la noche del 22 de marzo de 2010 en el Don Ángelo fue un ejemplo del gasto de dinero público en "prostitutas, orgías y festivales", tal y como definió el fiscal los dispendios de Villén en estos locales, al menos en una decena de ocasiones durante ocho años.

Esa noche, el chófer de Villén, según su confesión, dejó a su jefe en los alrededores de este club de alterne y lo recogió de madrugada para trasladarle a su casa en San Fernando (Cádiz). Al día siguiente, Villén le pidió llevar al dueño del Don Ángelo un sobre con 14.735 euros, los gastados esa noche y englobados en una quincena de anotaciones.

El exdirector general de la FAFFE confesó que el dinero se lo había prestado un amigo y la Fiscalía sostiene que Ana Valls sacó un talón de 6.300 euros, un día después de que su adjunto, Rafael Martín Reyes, pidiera anular la tarjeta que se utilizó, con el objetivo de "simular" un cobro que en realidad trataba de maquillar parte del dinero gastado por Villén.

Estos argumentos de la Fiscalía son para la defensa "meras conjeturas", por lo que ha presentado numerosos testimonios de auditores que afirman que no se apreció descuadre alguno en las cuentas de la Fundación, aunque uno de ellos reconoció que eran "compatibles" sus informes favorables y las irregularidades que detectó la UCO.

Adolfo Cuéllar, defensor de Villén, y Manuel Salinero, de Ana Valls, se han esforzado en convencer al jurado de que todo se basa en "especulaciones" de la UCO y especialmente en remarcar en que "no hubo menoscabo" de fondos públicos porque, según su versión, todo el dinero gastado fue devuelto.

LA COMIDA EN LA FERIA DE ABRIL

El informe de la Guardia Civil sostiene que la factura de 2.514 euros de la comida de la Feria de Abril de 2008 es falsa y que en realidad fue de 514, por lo que los 2.000 euros restantes 'engordaron' la misma para poder compensar los gastos de Villén en los clubes de alterne, algo que la defensa ha intentado desmontar con testimonios como el "casetero' Jaime de la Escalera, que terminó confesando que le pagó UGT.

El ‘casetero’ insistió en que no recordaba haber hecho la factura a nombre de la FAFFE -tal y como aparecía en la que le mostró el fiscal- porque esta institución no era proveedor, y que todas las facturas se las presentaba al sindicato, que era el que le indicaba "los conceptos" que debía recoger.

Probablemente la expresión "no lo recuerdo" fue la más utilizada por los testigos, que se escudaron en el tiempo transcurrido desde que ocurrieron los hechos, pero llamó especial atención el testimonio del adjunto a la dirección económica y financiera.

Martín Reyes avisó al banco del "robo" de una tarjeta de esta institución utilizada por Villén, con la que se pagó en clubes de alterne, pero declaró que no recordaba nada, pese a que durante el juicio mostró como prueba un audio con la grabación de su conversación con el empleado del banco. Al menos, reconoció que era su voz.

El juicio termina con algunas preguntas sin contestar. Fernando Seco recordó una de las más interesantes: quiénes acompañaron a Villén en la "juerga" del Don Ángelo, ya que el principal acusado no lo ha contado. Si había alguna esperanza en que el dueño del club de alterne, José Ruiz, lo contara tampoco pudo ser, ya que no fue localizado. 

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