El que se atreva a decir que en este país no hay gente con inventiva, preñada de imaginación y rebosante de ideas, miente como un bellaco. A las pruebas me remito.
A la vista del tremendo éxito de crítica y público que tuvieron las declaraciones de Santiago Abascal en su visita a Argentina, augurando que “habrá un momento en que el pueblo quiera colgar de los pies a Sánchez”, las mentes más preclaras que moran en estas tierras han llegado a la conclusión de que ese momento ha llegado, y se han aplicado a ello, pero metafóricamente.
No hay día en que alguna de estas lumbreras que iluminan la oscuridad intelectual de este nuevo siglo, se acerque a una librería o a unos grandes almacenes para poner bocabajo todos los ejemplales de “Tierra firme”, el último libro firmado por el Presidente del Gobierno. Ahí los tenemos, antes de ir a rezar el Rosario, esquivando los bolivarianos ojos de dependientes y vigilantes de seguridad que, siguiendo órdenes directas de Moncloa, no permiten semejante acto de valentía, y se dedican a perseguir al bravo, intrépido y osado desconocido que pone al Gobierno contra las cuerdas con semejante heroicidad.
Porque, pensándolo friamente, el Gobierno debe estar más que acongojado. No era bastante la presión que llegaba desde los cielos, en respuesta a más de un mes de rosario en Ferraz, ejercida por la Virgen, los ángeles, arcángeles y demás ejército celestial, sino que además ahora hemos de añadirle el insoportable empuje de miles y miles de volúmenes vueltos del revés, con las ya consabidas gravisimas consecuencias que ello trae a cualquier gobierno. Son innumerables los casos de elecciones anticipadas, dictadores caídos y revueltas populares propiciadas por casos como éste. Sánchez no sabe a lo que se está enfrentando.
A estos audaces y atrevidos defensores de la igualdad de todos y de la unidad de España, habría que agradecerles que esos rojazos que se pasan el día mano sobre mano, tengan que ponerse a trabajar para arreglar el desaguisado de las estanterías. Pero el mayor mérito lo tiene, sin duda, Pedro Sánchez, que ha conseguido que tanta y tanta gente pierda el miedo y se acerque por primera vez a un libro sin la intención de calzar una mesa coja.