La zona de la ciudad italiana de Nápoles (sur) ha vuelto a temblar este miércoles, con un terremoto de 3,4 grados que se ha sentido claramente por la población local, tras las más de 150 sacudidas registradas la noche del pasado lunes, informó el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV),
El nuevo temblor se registró a las 8.28 hora local (6.28 GMT), a una profundidad de 3 kilómetros, en los 'Campos Flegréos', la caldera volcánica aledaña a Nápoles que en los últimos tiempos ha registrado una constante actividad sísmica, explicó el INGV.
La sacudida fue ampliamente sentida en los barrios de Nápoles más próximos a la zona del terremoto, después de una noche relativamente tranquila en la que se registraron pequeñas sacudidas de escasa magnitud, aunque aún con algunos vecinos en las calles temerosos tras los terremotos del lunes.
Esa noche, la zona sufrió un enjambre sísmico que desató en pocas horas unos 150 seísmos, uno de ellos de 4,4 grados, el mayor en 40 años, según el INGV, que asustó a la población local y llevó a la Protección Civil a activar su Unidad de Crisis en Nápoles y en las localidades aledañas de Pozzuoli y Bacoli.
La nueva sacudida se produce horas antes de la reunión interministerial convocada por la primera ministra, Giorgia Meloni, para evaluar la situación y evaluar "posibles intervenciones adicionales por parte del gobierno, después de las ya promovidas y en curso de implementación", según explicó el ministro de Protección Civil, Nello Musumeci.
El Golfo de Nápoles tiene desde siempre una elevada actividad sísmica al encontrarse entre el gran volcán Vesubio y los 'Campos Flégreos', una caldera con una veintena de cráteres, muchos bajo el mar, denominada así (tierra ardiente) por los antiguos griegos.
En estos últimos, con localidades como Pozzuoli, al norte del golfo napolitano, donde reside medio millón de personas, padecen desde hace años el "bradisismo", un fenómeno geológico que eleva o reduce el nivel del suelo en función del magma y gas que acumula en su subsuelo.
Tal es así que desde enero de 2016 el suelo de Pozzuoli se ha elevado en 88 centímetros, según el INGV, y actualmente se mantiene a un ritmo de 2 centímetros al mes (esto hizo, por ejemplo, que la antigua ciudad romana de Bayas acabara hace siglos bajo el mar).
En sus últimos boletines, el INGV negaba "tendencias de aumento de flujo" de magma o gas, lo que excluiría una eventual erupción.