Las farolas de calle Armiñán volvieron a apagarse al paso de la Hermandad, cuyos únicos sonidos eran las cadenas de los penitentes y un tambor
La tregua del tiempo en el Miércoles Santo también permitió la estación penitencial de la Hermandad Sacramental del Santísimo Cristo de la Sangre y Nuestra Señora del Mayor Dolor, más conocida como El Silencio. Puntuales a la cita, cuando sonaron las once campanadas de la noche, el silencio ya hacía minutos se había apoderado de la plaza con el mismo nombre. Entonces se rompió para los tres golpes a las puertas de Santa María con los que un hermano solicitó el silencio de todos. Se abrieron las puertas a la par que el toldo instalado para impedir la visión del callejón Vicente Becerra, donde desde hacía minutos la Hermandad había ejecutado en la intimidad la difícil maniobra de salida por la Puerta del Obispo de la catedral rondeña. La imagen, impresionante; el misterio con el Cristo y la Virgen estaba a punto para iniciar su recorrido con la sola compañía de un tambor.
Tras la cruz de guía, penitentes con grilletes y cadenas y hermanos portanto las siete virtudes; el nuevo guión sacramental, en terciopelo rojo. En enseres y hábitos, el nuevo escudo sacramental de la Hermandad.
La imagen, sobrecogedora. Con la iluminación pública apagada, sin farolas en toda la calle Armiñán, el desfile era realmente impresionante.
El silencio se rompió a la vuelta al templo; uno de los hermanos horquilleros dijo: "Ahora empieza", palabras con las que la Hermandad viene a decir que empieza el trabajo para la próxima estación penitencial en el Miércoles Santo de 2013.