Torres maneja la tijera y la aguja desde su niñez. Este sastre, profesión que heredó de su padre, se adentró en el carnaval hace 34 años cuando el mismísimo Paco Alba le pidió que le hiciera la ropa para la comparsa que presentaba ese año a concurso, Los belloteros. Desde entonces, encontró en la fiesta un lugar idóneo para dar rienda suelta a su infinita imaginación, algo que ha demostrado, por ejemplo, con el coro de la Peña La Salle-Viña, al que ha vestido ininterrumpidamente y con el que ha conseguido hasta seis agujas de oro.
Para este año, Manolo Torres viste a dos coros, además de colaborar en partes del tipo de otra agrupación más. Para él, “el reconocimiento público” al trabajo es lo mejor que le aporta el carnaval, aunque no niega que también “se ganan algunos enemigos”.
Si Torres es un referente en el Carnaval para hacer tipos, no lo es menos Manue en el mundo de la puesta en escena. Forillos, atrezzos, decorados... Este joven comenzó a hacer carnaval en el año 1995 cuando su amigo y autor Juan Pinto le pidió que le hiciera el decorado de sus agrupaciones.
Savia nueva
De la mano del reconocido Manuel Peinado, “el destino nos cruzó” dice Manue, fue aprendiendo más hasta que hace cinco años creara su empresa, Artifex.
Con la colaboración de Juandi Aragón, Manue es una figura casi irremplazable de la fiesta. Nada menos que 19 agrupaciones llevarán este año un decorado creado por sus manos. “Es un trabajo agradecido, muy creativo, y si gusta a la gente, la satisfacción es doble”.
Desde que ambos empezaran, los materiales que utilizan a diario han evolucionado una enormidad, “ahora son más profesionales” y, por lo general, “ayudan bastante a facilitar nuestra labor”.
De la mano
Estos genios han coincidido en numerosas ocasiones en poner tipo y atrezzos a la mismas agrupaciones. Este año vuelven a cruzar sus caminos con el coro de La Salle-Viña, La jarca de Manué.