Tiempos difíciles
3.517.400, es el número de personas que se encuentran en paro en España. La cifra, que es oficial, espanta. (A saber por donde andará la extraoficial)...
Es mucho más divertido dar buenas noticias aunque sean falsas. Todo gobernante que se precie al final acaba por fuerza teniendo su búnker; ante el hundimiento total de los alrededores, el gobernante se mete dentro de un cubículo protegido a partes iguales por asesores, optimismo y negación absoluta de la realidad. Si los búnkers del pasado eran de hormigón y acero, éste de Zapatero se está levantando sobre ladrillos de fría estadística o sobre realidades de personas y familias, según se quiera ver (827.200 hogares con todos sus miembros desempleados).
Desde el Gobierno se dice que es un paro estructural; esto quiere decir, en su diccionario de volver las cosas del revés, que venía de antes y que se debe a la crisis global de la economía. Ea, a tumbarse y poner los pies por alto. ¿Para qué hacer nada? Dirán. Pero rebota, rebota y en tu cara explota: No es cierto, el resto de países de la Unión Europea, en la misma situación, no presentan cifras de paro tan escandalosas. Y además aquí los índices de desempleo aumentan de tal forma(18%) que nos demuestran que no es algo heredado; Esta cosecha es propia, sembrada, regada y crecida en sus campos, ¿Por qué? Porque aquí se ha ocultado la realidad de forma intencionada para ganar elecciones, dejando pasar un tiempo precioso para adoptar medidas. Una de ellas, llegaba in extremis, el Fondo de Inversión Local, es el boca a boca ante una asfixia de las Administraciones más cercanas al ciudadano y es de agradecer, pero es sólo parcial y va a encubrir de forma transitoria el desastre que se avecina, es una tirita para el ‘corazón partío’ de nuestra economía.
Si reconocemos que hay desempleo estructural, habrá que realizar reformas estructurales. Justo lo que no se ha hecho y lo que no se va a hacer, porque se está aumentando el gasto, con ello, el déficit público y por tanto lastrando más la economía productiva. Solo se puede decir a favor de sus intentos que hay una especificidad debida a la excesiva dependencia de la economía española de un solo sector, el de la construcción, que es además el que más subsectores alimenta y que se encuentra en situación crítica, pero como mínimo pesa la imprevisión y la improvisación.
Con las elecciones gallegas y vascas a la vuelta de la esquina, se esconden como se puede las miserias debajo de la alfombra, pero asoman. Delenda est Troya.
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