Manuel Linares: "Pitar la Copa es más importante incluso que unos play offs finales"
La crisi también ha llegado a las primeras divisiones del fútbol sala en forma de disminución en el número de equipos participantes.
El árbitro isleño pitará por tercera vez en la Copa del Rey que se disputa en Granada
Manuel Linares López vivirá del 26 de febrero al 1 de marzo su tercera participación consecutiva como árbitro en la Copa del Rey de fútbol sala, que este año se desarrollará en Granada y en la que los ocho equipos participantes serán El Pozo de Murcia, Carnicer Torrejón, FC Barcelona, Benicarló, Inter Movistar, Lobelle de Santiago, Caja Segovia y Playas de Castellón. Estará acompañado por el portuense Juan José Cordero con el que forma una de las parejas más respetadas dentro del panorama nacional del fútbol sala. Linares cumple su sexta temporada en División de Honor y en la siguiente entrevista repasa sus sensaciones de cara a la cita copera, la actualidad de dicho deporte y sus proyectos de futuro.
—Su tercera Copa consecutiva, ¿qué supone para un colegiado de fútbol sala asistir a un evento de tal magnitud?
—Yo creo que es incluso mucho más importante que pitar unos play offs de final de Liga. Cualquier árbitro de División Honor aspira siempre a estar entre los ocho mejores para ir a la Copa. Es mi tercera consecutiva y cambiaría ir a todas las copas de aquí en adelante por no pitar ninguna final de la Liga.
—A pesar de sus 35 años, ¿se considera ya un veterano en estas lides?
—Llevo seis años en División de Honor y si se quiere interpretar como que soy un veterano, pues lo aceptó y ya está. Es también motivo de orgullo saber que no lo estaré haciendo tan mal cuando llevo tantas temporadas ahí arriba. Soy todavía joven y estoy seguro de que aún me quedan muchos años por pitar fútbol sala.
—¿Y cuál cree que es la clave para estar tantos años en la élite?
—No sé, pero creo que además de ser un buen árbitro y estar bien físicamente, le tienes que gustar al que está ahí arriba.
—¿Cree que ha caído el nivel de popularidad del fútbol sala con tantos cambios en las emisiones, tanto en el horario de la parrilla como en cadena de televisión?
—Muchísimo. Se nota en los equipos y en la asistencia a las canchas. Y es que la crisis también ha repercutido en el mundo del fútbol sala, de hecho en la División de Honor se ha pasado de 18 a 15 equipos, mientras que en División de Plata de tener dos grupos con más de 20 equipos se han quedado con dos de apenas diez. Muchos sponsors han dejado de apostar por este deporte.
—¿Y también se ha notado en el mundo del arbitraje?
—Lo único es que económicamente sube muy poco.
—¿También puede que haya tenido algo que ver la retirada de Paulo Roberto, que era un icono?
—Cuando se retiró ese año pité yo la final y me hice una foto con él y con el portero del Interviu, y lo cierto es que en el fútbol sala había muchos nombres propios, no sólo Paulo Roberto, sino otros como Vicentín que, por sí solos, suponían un reclamo y está claro que su marcha se ha notado en el fútbol sala. Y todo ello a pesar de que en los últimos años ha sido cuando precisamente España ha estado mejor, logrando un Mundial y un subcampeonato en las dos últimas ediciones de la Copa del Mundo.
—Hablaba antes de que aún es joven y recientemente ha habido un Mundial en Brasil donde se han visto arbitrajes que eran para echarse a temblar, ¿sería un gran colofón a su carrera poder pitar en una Copa del Mundo?
—Por supuesto. Cuando el actual presidente, Pedro Galán, se jubiló quedó una plaza libre de internacionalidad y ese año ascendió el cuarto y quedé quinto, a sólo un escalón de poder acceder a dicha plaza. La internacionalidad no depende del comité español, sino de la FIFA, por lo que mientras que mis cuatro compañeros sigan bien no creo que quede una vacante hasta que a alguno de ellos le llegue la jubilación.
—¿Es clave en el arbitraje en el fútbol sala la compenetración con el compañero?
—Está claro. El hecho de pitar siempre con el mismo compañero, aunque nos equivoquemos en ciertas jugadas, hace que llevemos los partidos casi a la perfección, porque ambos sabemos en cada momento del partido donde nos tenemos que colocar en la cancha para que no se nos escape nada.
—¿Sois tan criticados en los pabellones como los árbitros de fútbol en los campos?
—Cuando me pongo a pitar llega un momento en el que cualquier tipo de insulto me lo tomo como si esa persona estuviese hablando con otra en la grada. No es una cosa que me llame la atención, lo que pasa es que los típicos insultos acordándose de tu familia están ahí, aunque he de decir que nunca he pasado peligro en ninguna cancha a nivel de División de Honor.
—Sin mojarse demasiado, ¿a quién ve como favorito en la Copa del Rey?
—Sinceramente creo que el torneo está bastante abierto. Todos los años todo el mundo apuesta a priori por El Pozo de Murcia o por el Inter Movistar, pero veo a un Barcelona muy fuerte, ya que el año pasado se quedó a las puertas, y el Caja Segovia también anda fino. Entre esos cuatro equipos puede estar la cosa, sin descartar que alguno de los otros pueda dar la sorpresa.
—En las dos ediciones anteriores pitó un cuarto y una semifinal, este año toca la final, ¿no cree?
—Hombre está claro que me encantaría pitar la final, pero tampoco pasa nada porque el simple hecho de ir es un orgullo. Incluso los propios jugadores ya te conocen, te respetan y algunos te llaman hasta por tu nombre.
—Además, va a coincidir con otro isleño como Izco, aunque este se viste de corto y juega en el Benicarló, ¿le gustaría pitarle algún partido?
—Ojalá. Yo creo que es un jugador al que quizás no se le haya reconocido el mérito que tiene el hecho de haber estado tantos años en la élite del fútbol sala. Tiene 32 años y la verdad es que se habla mucho de otros deportistas isleños cuando él ha jugado en equipos de primer nivel como el Playa de Castellón, Caja Segovia o el Valencia Vijusa, con el que incluso ganó la Copa del Rey.
—Su tercera Copa consecutiva, ¿qué supone para un colegiado de fútbol sala asistir a un evento de tal magnitud?
—Yo creo que es incluso mucho más importante que pitar unos play offs de final de Liga. Cualquier árbitro de División Honor aspira siempre a estar entre los ocho mejores para ir a la Copa. Es mi tercera consecutiva y cambiaría ir a todas las copas de aquí en adelante por no pitar ninguna final de la Liga.
—A pesar de sus 35 años, ¿se considera ya un veterano en estas lides?
—Llevo seis años en División de Honor y si se quiere interpretar como que soy un veterano, pues lo aceptó y ya está. Es también motivo de orgullo saber que no lo estaré haciendo tan mal cuando llevo tantas temporadas ahí arriba. Soy todavía joven y estoy seguro de que aún me quedan muchos años por pitar fútbol sala.
—¿Y cuál cree que es la clave para estar tantos años en la élite?
—No sé, pero creo que además de ser un buen árbitro y estar bien físicamente, le tienes que gustar al que está ahí arriba.
—¿Cree que ha caído el nivel de popularidad del fútbol sala con tantos cambios en las emisiones, tanto en el horario de la parrilla como en cadena de televisión?
—Muchísimo. Se nota en los equipos y en la asistencia a las canchas. Y es que la crisis también ha repercutido en el mundo del fútbol sala, de hecho en la División de Honor se ha pasado de 18 a 15 equipos, mientras que en División de Plata de tener dos grupos con más de 20 equipos se han quedado con dos de apenas diez. Muchos sponsors han dejado de apostar por este deporte.
—¿Y también se ha notado en el mundo del arbitraje?
—Lo único es que económicamente sube muy poco.
—¿También puede que haya tenido algo que ver la retirada de Paulo Roberto, que era un icono?
—Cuando se retiró ese año pité yo la final y me hice una foto con él y con el portero del Interviu, y lo cierto es que en el fútbol sala había muchos nombres propios, no sólo Paulo Roberto, sino otros como Vicentín que, por sí solos, suponían un reclamo y está claro que su marcha se ha notado en el fútbol sala. Y todo ello a pesar de que en los últimos años ha sido cuando precisamente España ha estado mejor, logrando un Mundial y un subcampeonato en las dos últimas ediciones de la Copa del Mundo.
—Hablaba antes de que aún es joven y recientemente ha habido un Mundial en Brasil donde se han visto arbitrajes que eran para echarse a temblar, ¿sería un gran colofón a su carrera poder pitar en una Copa del Mundo?
—Por supuesto. Cuando el actual presidente, Pedro Galán, se jubiló quedó una plaza libre de internacionalidad y ese año ascendió el cuarto y quedé quinto, a sólo un escalón de poder acceder a dicha plaza. La internacionalidad no depende del comité español, sino de la FIFA, por lo que mientras que mis cuatro compañeros sigan bien no creo que quede una vacante hasta que a alguno de ellos le llegue la jubilación.
—¿Es clave en el arbitraje en el fútbol sala la compenetración con el compañero?
—Está claro. El hecho de pitar siempre con el mismo compañero, aunque nos equivoquemos en ciertas jugadas, hace que llevemos los partidos casi a la perfección, porque ambos sabemos en cada momento del partido donde nos tenemos que colocar en la cancha para que no se nos escape nada.
—¿Sois tan criticados en los pabellones como los árbitros de fútbol en los campos?
—Cuando me pongo a pitar llega un momento en el que cualquier tipo de insulto me lo tomo como si esa persona estuviese hablando con otra en la grada. No es una cosa que me llame la atención, lo que pasa es que los típicos insultos acordándose de tu familia están ahí, aunque he de decir que nunca he pasado peligro en ninguna cancha a nivel de División de Honor.
—Sin mojarse demasiado, ¿a quién ve como favorito en la Copa del Rey?
—Sinceramente creo que el torneo está bastante abierto. Todos los años todo el mundo apuesta a priori por El Pozo de Murcia o por el Inter Movistar, pero veo a un Barcelona muy fuerte, ya que el año pasado se quedó a las puertas, y el Caja Segovia también anda fino. Entre esos cuatro equipos puede estar la cosa, sin descartar que alguno de los otros pueda dar la sorpresa.
—En las dos ediciones anteriores pitó un cuarto y una semifinal, este año toca la final, ¿no cree?
—Hombre está claro que me encantaría pitar la final, pero tampoco pasa nada porque el simple hecho de ir es un orgullo. Incluso los propios jugadores ya te conocen, te respetan y algunos te llaman hasta por tu nombre.
—Además, va a coincidir con otro isleño como Izco, aunque este se viste de corto y juega en el Benicarló, ¿le gustaría pitarle algún partido?
—Ojalá. Yo creo que es un jugador al que quizás no se le haya reconocido el mérito que tiene el hecho de haber estado tantos años en la élite del fútbol sala. Tiene 32 años y la verdad es que se habla mucho de otros deportistas isleños cuando él ha jugado en equipos de primer nivel como el Playa de Castellón, Caja Segovia o el Valencia Vijusa, con el que incluso ganó la Copa del Rey.
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