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Miércoles 27/11/2024
 
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El cambio de tranqui

Tantos años con el quiero primarias, quiero primarias y ahora que las convocan resulta que no lo tengo tan claro. No cuestiono el modelo de elección, faltaría más; lo que me provoca ciertas dudas es el cómo se administren los resultados, pues siempre cabe la posibilidad de que el gen cainita nos ven

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Tantos años con el quiero primarias, quiero primarias y ahora que las convocan resulta que no lo tengo tan claro. No cuestiono el modelo de elección, faltaría más; lo que me provoca ciertas dudas es el cómo se administren los resultados, pues siempre cabe la posibilidad de que el gen cainita nos venza y nos dejemos llevar por los mayos sicilianos. Y eso sería justo lo contrario a lo que se pretende.

Si las primarias se convierten en discordia chabacana en vez de abrirse al debate sereno, tal vez habría que haberse planteado ciertas medidas antes de convocarlas. Por ejemplo, alguien debería haber dejado escrito que aquellos candidatos que superasen el 25 por ciento de los votos quedarían a disposición del ganador. Nada tendría de extraño, dado que tanto el que gana como el que pierde se supone que defienden las mismas ideas y que tan solo les separan los matices. ¿Mucho suponer? Puede.

Mientras el PP no evoluciona y sigue pendiente del dedo divino ora de Rajoy, antes de Aznar, el PSOE ha dado un paso formidable al propiciar primarias en todas las ciudades de veinte mil o más habitantes, lo que supone más libertad y más democracia, más transparencia y una merma en el poder omnímodo que hasta ahora venía siendo exclusivo de quienes, amparados en unos estatutos mejorables, designaban candidatos a conveniencia de parte.

Dicho lo anterior, hablemos de las dos candidatas que se presentan para encabezar la lista de las elecciones municipales. Tere Valdenebro e Isabel Aguilera concurren seguras de que tienen las recetas para que Ronda salga del lodazal donde la derecha nos metió. Yo confío en su buena fe y reconozco la valentía que muestran a la hora de colocarse en el disparadero público, porque cualquiera que sea la elegida tendrá que enfrentarse a las más duras críticas y descalificaciones, que para eso y para los infundios España es el paraíso de la injuria y no pocos hablan con un hacha en la lengua.

No soy de los que prende una vela a Dios y otra al demonio, pero la verdad es que a mí me lo ponen difícil en extremo a la hora de decantarme por una de las dos, pues las considero merecedoras de mi humilde voto y muy por encima de la ramplonería que define las políticas del PP y del PA locales. Si Isa representa la experiencia y la tenacidad para ultimar lo que dejó a medias por culpa de aquel golpe de mano por el cual Marín Lara le quitó el sitial de alcaldesa con los apoyos de PP y GIL, recuerda; Tere viene a ser el fresco referente frente a los continuos desatinos de la derecha que nos gobierna. Teresa Valdenebro ha hecho la oposición con los mimbres que la dejaron, en una soledad de pasmo, sin agrupación y viéndose a los pies de los caballos un ciento de veces, y eso tiene su conque y un plus de credibilidad.

De manera que sigo apostando por las dos y por una tercera vía que posibilite concretar en una misma lista experiencia y juventud, dominio de los entresijos de la administración municipal y, al tiempo, capacidad de olvido. Es decir, que gane quien gane, la triunfadora tiene que saber ganar propiciando una lista de consenso amplio y sincero. No se trata de una cuestión de egos: se trata de sumar para elaborar un programa serio que los rondeños sientan como algo propio: se lo debemos desde hace diez años de locuras, cizañas y rencillas.

Esa es mi apuesta y esas son mis exigencias: las dos, la misma música y recordando que el poder que reciben es un poder delegado que los militantes hoy dan y mañana quitan.

Me preguntan quién va a ganar y cómo va el cómputo de avales. No tengo ni idea, ni me importa. Yo solo abogo por una vía socialdemócrata moderada que sume y no divida, porque tanto Isa como Tere representan la regeneración que Ronda exige. He dado mi apoyo a Teresa en todo momento —y le consta—, reconozco en ella una gran valía personal y política, pero después de pararme ante el caos social y económico que padece Ronda y sopesar los pros y los contras, me decanto por la experiencia desde el respeto a todo lo bueno que la juventud representa.

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