pese a que las elecciones europeas no eran un referéndum nacional, el interés de los principales partidos por convertirlo en un test sobre la situación de España y, especialmente, los análisis políticos que tanto PP como PSOE han hecho en clave local de sus resultados han acabado convirtiendo estos comicios en un supuesto escenario sobre la situación política española en donde destacan tres grandes ideas. La primera, la victoria del PP, que en poco más de un año ha pasado de tener un millón de votos menos que los socialistas a ganarle por medio millón de sufragios. Pero este triunfo es, sin duda, agridulce, ya que aunque claro no ha sido lo suficientemente contundente como para tirar las campanas al vuelo, ya que tenía el mejor escenario posible para haber logrado romper el panorama político y sólo ha conseguido 3,7 puntos de diferencia con el PSOE. El segundo, que los socialistas han perdido, pero salvando la cara, ya que el varapalo no ha sido todo lo contundente que se suponía que debería haber sido, pero sí ha sido lo suficientemente amplio como para que empiecen a pensar que deben dar algún tipo de giro a su política ante la crisis, ya que lo hecho hasta ahora no ha sido lo suficiente como para evitar el descalabro, aunque en clave más europea se pueda amparar en que todos los partidos que gobiernan han perdido apoyos y que ha sido la única formación socialdemócrata o socialista que ha salvado los muebles, ya que las derrotas en países como Francia, Gran Bretaña, Alemania o Italia han sido mucho peores. Y la tercera idea que se puede sacar de estas elecciones es que Izquierda Unida parece frenar, que no consolidar, su descalabro para dar paso a la ratificación de que el UPyD de Rosa Díez está llamado a tener su propio espacio electoral en España como la gran alternativa a PP y PSOE, un reto que ahora deberá saber consolidar en las próximas citas con las urnas.
Por tanto, y como casi siempre sucede en este país, unas elecciones en las que todos han ganado de alguna forma, pero en la que todos también han perdido al no poder cumplir las expectativas que ellos mismos se habían creado, y quizás la imagen de Rajoy con Mayor Oreja y Esperanza Aguirre celebrando el triunfo es el mejor reflejo de que nadie estaba realmente eufórico con los resultados, aunque al final cada cual los venda según sus intereses.
Y si a nivel nacional se ha querido extrapolar los resultados, también es justo hacerlo a nivel local, y en esta análisis cabe destacar que el PSOE no sólo ha ganado las elecciones en Jerez, sino que ha sido de las escasas grandes ciudades donde ha mantenido su hegemonía, ya que la victoria socialista en la provincia se ha basado en los pueblos. Por eso, el incremento del PP jerezano es más agrio que dulce, ya que se suponía que llegaba a estos comicios con una alcaldesa supuestamente más débil y con el tirón del ascenso del PP nacional para sólo lograr hacerle sombra a Pilar Sánchez, escaso bagaje sobre todo cuando el resto de partidos (PSA, IU y PA) prácticamente han desaparecido en estos comicios, a excepción de un UPyD que parece reclamar su propio espacio en la ciudad.
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