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Lunes 25/11/2024
 
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El jardín de Bomarzo

Un slow with you

Que un infarto mantenga a Aute en la UVI la semana de su 73 cumpleaños, esta que acaba, otra gris, me ha devuelto a esos años de cantautores

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  • El jardín de Bomarzo. -

Que un infarto mantenga a Aute en la UVI la semana de su 73 cumpleaños, esta que acaba, otra gris, me ha devuelto a esos años de cantautores, de discos de vinilo o casetes machacados que enrollabas con un bic, de tantas canciones hermosas de Silvio, Milanés, antes Víctor Jara y su triste Amanda, las primeras versiones de Serrat, Sabina y Viceversa, Krahe o tantos otros que pusieron acordes a una generación donde el mundo y esta España nuestra cambiaba, abría sus ventanas y tomaba aire fresco rumbo al futuro. A este futuro. Es posible que cada cosa se vea con la perspectiva de los años en que a uno le toca vivirlas y, claro, no es ni parecido como late el de adentro a los veinte que unas décadas más tarde. El ritmo, sencillamente, es otro; todo palpita distinto. Una noche de este verano de paseo y licores me topé en la plaza de uno de mis pueblos con el típico grupo que resiste versionando canciones y, entusiasmado, elevado a los altares del dancing a lo Stayin alive, cortaba rítmico brazo a media asta el horizonte hasta que ese mismo me devolvió la imagen del resto del público: el imserso en danza. Deprimido, me escabullí discreto.

Sánchez. Está resultando hasta cómico el grado de impasibilidad con que resiste Pedro Sánchez las acometidas de todo el mundo, incluso en su partido ya no se callan y le señalan públicamente como el culpable de llevarnos a todos a unas terceras e indeseadas elecciones. Pedro, al que en aquel congreso donde salió electo le bautizaron como El Guapo, mantiene su rictus serio y su "no es no". Sí, para él, es muerte, lo sabe. Por tanto, no me ofuscaré más con este asunto, al contrario, cada vez que comparezca quitaré el volumen para entonar en mi mente a Aute con aquel estribillo: "Times goes by, so slowly. I hunger for you... sha la la la la slowly, slowly...".

Acuerdos. Los acuerdos de investidura, en todo caso, son un camelo. Resulta evidente que la ley electoral requiere de una adaptación urgente ante la realidad de que las mayorías absolutas son parte de otra época y, además, urge vallar el mercadillo en el que se ha convertido el día después de las urnas porque casi todos hacen lo que solo unas horas antes habían prometido jamás hacer. En Cádiz el PSOE propició la investidura de Kichi porque había que sacar a Teófila y hoy, solo un año después, Fran González solo habla de "desenmascarar a Podemos" por el daño que le está haciendo a la ciudad, aunque en ningún caso se siente responsable. Lo es esta ley que le permite decidir por sí solo quién gobierna. En El Puerto, por ejemplo, un tripartito despojó también al PP liderado por el incomprensible Alfonso Candón, fuerza más votada. Solo un año después el alcalde ha liquidado a Levantemos, que ya vota con el PP en los plenos en contra de sus hasta ahora socios, PSOE e IU, de quien se comenta la posibilidad de que abandone también a De la Encina para dejarle solo. En Jerez también ganó el PP, pero un acuerdo de investidura elevó a Mamen Sánchez con siete ediles gracias al apoyo de Ganemos e IU. ¿Se puede gobernar una corporación de 27 con 7 concejales, que es el 25,9 por ciento del pleno? ¿Se puede gobernar un congreso de 350 diputados con 85, que es el 24,2 por ciento? ¿Quién y bajo qué criterio decide si o no, aquí o allá? ¿Por qué sí aquí y no allá? O viceversa. ¿Dónde están las líneas? ¿Sirve de algo votar?

Policía Local. Entre hartura, indignación, críticas e indiferencia, de todo un poco, se mueven estos días los jerezanos al ver como este grupo pagado con sus impuestos para garantizar el orden público se dedica a lo contrario, sembrar el caos. Si el SIP piensa que van a conseguir apoyos con este vandalismo general, con pitadas que superan el límite legal de decibelios permitido, con petardos tirados para riesgo de paseantes o intentando boicotear unas fiestas como las de la vendimia que el ciudadano paga para disfrutarlas y que identifican a esta tierra con su producto estrella, el vino, se equivoca de largo. La gente empieza a estar muy harta, hastiada del chantaje de quienes disfrutan de una condición laboral estupenda en tierra de parados. El ciudadano ha demostrado muchas veces su solidaridad ante problemas de determinados colectivos, pero cuando se utiliza como medio de presión alterar la tranquilidad de las calles, interferir fiestas populares para conservar unos derechos que no son tales -léase una jornada laboral fuera de la Ley, trabajando muchas menos horas de las que deberían y con sueldos medios de 43.000 euros- no pueden recibir apoyos; todo lo contrario, una general repulsa. Podrá gustar más o menos el gobierno municipal actual, cada cual es libre de opinar, pero no se puede poner en duda la firmeza que está mostrando ante las presiones.

Es fácil gobernar con paz social sindical a costa de subidas de sueldos injustificadas y de prebendas como horarios reducidos que sólo persiguen poder completar las horas de trabajo necesarias para el servicio; a base de chequera. Lo responsable es eliminar estas situaciones, todas ellas y otras muchas hay y hacerlo pese a presiones y a usar a la ciudadanía de rehén. Que un policía local tenga que trabajar las noches y festivos está dentro de lo habitual en su trabajo, como lo hacen los ATS, médicos, periodistas, taxistas, bomberos, vigilantes, los de recogida de basura y, por supuesto, la policía nacional o la guardia civil. Cada trabajo, para el que tiene la suerte de tenerlo, tiene lo suyo. Es abusivo que un policía local trabaje los domingos no con turnos rotativos sino con compras de libranza -que se cobra más-, además con coeficiente reductor -que compensa con libranza de horas de trabajo-, además con plus de festividad y, encima, si es de noche, con plus de nocturnidad... Si para colmo es feria o semana santa, con un plus de evento y si cae en 29 de febrero, igual con plus de año bisiesto. Ocurre que la jornada laboral de 37,5 horas que impone la Ley implica un incremento de horas a trabajar que junto con un cuadro horario que reparta los efectivos para cubrir los 365 días las 24 horas del día produce la casi total eliminación de las compras de libranza y, claro está, les pone nerviosos eliminar esta organización de trabajo pervertida que sólo ha perseguido cobrar más que el resto de cuerpos de seguridad y que muchos trabajos que requieren de mayor formación universitaria. Si los policías locales han disfrutado durante años de este status, que para sí quisieran todos los contribuyentes, dichosos ellos, pero ahora toca acatar la Ley. La misma que obliga al ciudadano a pagar sus impuestos para que ellos, entre otras cosas, cobren su nómina y cuiden la paz social, esa misma que junto a su imagen están desparramando por los suelos de Jerez para indignación general en plenas fiestas de la vendimia.

Un slow. Ya no hay bailes lentos, y remato hoy con aroma retro. Antes el momento mágico de las fiestas era cuando la luz menguaba y por fin empezaban las lentas. ¿Eh? Era la hora de la oportunidad, quizás, si la chica perseguida aceptaba el envite, el arrime, quizás, con un poco de suerte podría, quizás, desplegar esa secuencia en mente establecida, quizás, canturreando felino porque sobre todo quiero bailar un slow with you tonight, tonigth, por más que yo sea una bestia y tú seas tan bella, quiero bailar un slow with you, ya puede caernos encima un diluvio de estrellas, quiero bailar un slow... With you.

Bomarzo

bomarzo@publicacionesdelsur.net

http://andaluciainformacion.es/EL-JARDIN-DE-BOMARZO/

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