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Lunes 25/11/2024
 
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El jardín de Bomarzo

La consulta del doctor

De ahí a hoy todo un trayecto que convierte a la navidad jerezana en industria turística, artística, reclamo para un visitante ávido de perderse

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  • El jardín de Bomarzo. -

Con harina de repostería, cáscara de naranja, de limón rayada, matalauva, vino fino de Jerez -al que al final Montoro le ha subido un 5 por ciento impuestos porque como se estaba recuperando, lo hunde-, miel, aceite de oliva y anises de colores se elaboran pestiños, gastronomía dulce indispensable para toda zambomba que pretenda cierto nivel, las de antes o estas de ahora declaradas BIC. Los vecinos salían en Navidad al patio de su casa a cantar villancicos, compartir viandas y, para darle sonoridad al asunto, usaban una tinaja vieja tapada con un pellejo seco que, mojado, ofrece ese sonido tan escasamente musical, acompasado por la armonía de voces templadas con jugo de cepas. De ahí a hoy todo un trayecto que convierte a la navidad jerezana en industria turística, artística, reclamo para un visitante ávido de perderse en tardes de diciembre que huelen a flamenco, castañas y a tierra que canta muy bien por Navidad.

El huso. Al tiempo que el Consejo de Gobierno propone y aprueba una subida de impuestos general de 4.800 millones y que grava bebidas alcohólicas intermedias como los vinos de Jerez, de Oporto y mistelas, espirituosas, tabaco, impuesto de sociedades, bebidas carbonatas y una subida generalizada del IBI para 2017, introduce el debate sobre adaptar España a Europa en el huso horario para conciliar vida profesional con familiar y la conveniencia para ello de terminar la jornada a las seis de la tarde. Esto es saber hacer un buen uso del apriete y la suelta o, lo que es lo mismo, introducirla con vaselina; entra mejor, pero en función del tamaño y ya en frío duele. La reforma.

Sobre la subida de impuestos, dos. Que de los vinos españoles solo aumenten gravamen tributario los de Jerez y manzanilla de Sanlúcar en un sector tan afectado y al que tanto trabajo le está costando re posicionarse en el mercado resulta tan sorprendente como la permanencia de esa autopista de peaje y que es el gran impuesto que históricamente soportan los gaditanos y sobre el que alguna insinuación desde el gobierno central abre la posibilidad de prolongar su concesión tras 2019. No lo descarten, no sería la primera vez.

Sobre el IBI: los planes de ajuste de los ayuntamientos obligaban a estos a subir el valor catastral de las viviendas un diez por ciento durante tres años y hasta 2016. Dentro de las medidas que ha presentado el Estado se plantea subir hasta un siete el valor catastral, dependiendo de la fecha en la que se realizó la última revisión. Los ayuntamientos tienen hasta marzo para modificar el coeficiente a la baja y amortiguar la subida y, hasta ahora, solo Cádiz capital ha anunciado que lo hará. Según la CEC, para 2017 se producen modificaciones en el coeficiente corrector que afecta al valor catastral y, de ellas, 19 municipios de la provincia de Cádiz verán alterados su IBI. Al alza: Algeciras, Castellar, El Bosque, El Gastor, Grazalema, Jimena, Puerto Real, San Roque, Setenil, Torre Alháquime, Vejer y Zahara, mientras que a la baja Cádiz, La Línea, El Puerto, Rota, San Fernando y Sanlúcar. Hay que tener en cuenta que, según el informe fiscal de la CEC de este año, la cuota íntegra media del IBI urbano varía entre los 596,43 euros de El Puerto, el más caro, 567 de San Roque, 515 de Cádiz y los 229 de Jimena, 204 de Torre Alháquime o 197 de Benaocaz, los tres más baratos. Una comparativa establece que la misma oficina de 100 metros cuadrados pagó un IBI en 2016 en Jerez, calle Larga, de 650,94 euros; 603,86 en plaza del Cabildo de Sanlúcar; 593,99 en calle Ancha de Cádiz; 536,72 en Avenida de España de La Línea; 522,44 en calle Real de San Fernando; 504,68 en calle Cielo de El Puerto; 404,20 en calle Alfonso XI en Algeciras o 308,49 en calle de la Vega de Chiclana. Particularmente y ya puestos a pagar, plaza de Cabildo entre Barbiana y Casa Balbino porque los impuestos se soportan mejor con buen clima y esa manzanilla un cinco por ciento más cara -cachis...-.

Y como tras la configuración de gobierno de este año inútil es necesario este apriete general de impuestos para cumplir con los objetivos de estabilidad que exige Bruselas, el azúcar se ofrece en modo de adaptar el huso horario español igualando la hora de la península con Canarias, que la jornada laboral acabe a las seis para conciliar con vida familiar. Y el debate de terminar de trabajar antes gusta mucho, sobre todo en un país donde la temperatura ofrece tardes largas. No como en Islandia. La medida se me antoja tan correcta y necesaria como difícil de aplicar porque atenta con tradiciones tan incrustadas en el ADN nacional como el almuerzo de tres platos, siestecita posterior, comercios abiertos hasta las diez, cenas a las nueve de la noche o más y prime time en televisión hasta las tantas. Y para ser más como en el norte de Europa hay que empezar antes todo y acabar antes todo, incluido el revuelque nocturno para quien sin él dormir no pueda y, claro, siguiendo horario europeo éste debería producirse no más de las ocho y media. Aunque cualquier hora es buena, divago, adaptar huso horario y costumbre a la media tarde para retozar jadeantes no resulta nada español.

Me da, en todo caso, que la medida es como tantas otras de inicio de legislatura, como reducir el número de concejales, eliminar puentes juntado festivos con fines de semana y tantas otras que dichas en rueda de prensa resultan bien y que, luego, quedan en nada, pese a que la lógica dicta caminar por ese sendero.

Andaluces. La Junta no sabe como devaluar la metodología que se utiliza para elaborar el Informe Pisa, que en su último trabajo relega a los estudiantes andaluces hasta el último escalón en competencia científica y penúltimo en comprensión matemática y lectora de España. Que si está mal hecho, que ni no es la biblia, que si... Cualquier cosa para negar los pésimos resultados, otra vez, que en la materia cosecha el ejecutivo de Susana Díaz a través de la Consejería de Educación, encabezada por Adelaida de la Calle y a quien persigue una reprobación parlamentaria por su discutible gestión. De ello, tal vez, se elabore un buen reportaje periodístico para prensa escrita y consiga premio el próximo año en ese mismo apartado que en el presente ha quedado desierto y, una de dos: o el nivel del oficio se ha adaptado definitivamente al político, nada descartable, o el jurado no ha encontrado entre sus habituales a quien elevar al púlpito periodístico de San Telmo. Porque para subir ahí hay que tener, como poco, trayectoria. La presidenta, en su discurso, alentó a editores hacia el resurgir de ediciones andaluzas "ahora que se empieza a vislumbrar una recuperación económica" para que Andalucía "tenga voz propia, el reflejo de sus propios medios de comunicación, de una prensa libre que traslade la verdad...", dijo. Tal vez ese premio, propongo, se lo deberían dar a esos medios de comunicación de capital andaluz que pese a la crisis no han cerrado sus ediciones, han permanecido a diario, pese a la crisis, pese a ser andaluces. El premio por, pese a todo, vivir.

Como andaluces son, por ejemplo, el nuevo subdelegado del Gobierno en Cádiz, Agustín Muñoz, jerezano que sustituye a Javier de Torre tras una trayectoria muy controvertida. El PP de Jerez sitúa alfil y Sanz compensa nombrando al abogado Alfonso Pozuelo como sustituto de Jorge Ramos en Zona Franca; marido de la diputada Mercedes Colombo, Pozuelo fue socio de Loaiza en su primer despacho de abogados. Ya no son socios. Le queda a Sanz nombrar a quien coordine la oficina de los fondos ITI en la provincia y tal vez también alguien de Cádiz quede al frente. Tampoco será Loaiza. También andaluz es José María Román, alcalde de Chiclana, al que en su grupo de diputados casi ni mira tras el escaqueo que se dio en una votación sobre Valcárcel por un asunto de familia y, claro, le han cogido la matrícula y le vigilan de reojo; lo son Kichi y la molestia que le supone que la irreverencia periodística comente su conciliación familiar y lo es López Gil, delegado del Gobierno en Cádiz, al que su agenda tan apretada le da para repartirse en tres fernandos, todos idénticos, trajeados, metiendo baza aquí y allá, tres, ¿se imaginan llegar a un acto y que haya tres Fernando López Gil iguales? -emoticono risas-; algunos alcaldes llevan más de un año pidiéndole cita y solo hallan respuesta llamando a Sevilla. Lo son casi todos los andaluces que participarán en los actos políticos de Rajoy en Córdoba y Baeza y que contraprograma Susana Díaz, o al revés, con acto público en Jaén -donde domina Paco Reyes, el sustituto...-para conmemorar los diez años de la ley de dependencia de Zapatero y para lo cual ha exigido a todos los suyos presencia sin excusas para ganar a Mariano en bulto. De personas. Y lo es...

El doctor. Por un segundo, analicemos: "Estando la Micaela, sentadita en su balcón, le ha dado una fatiga y llamaron al doctor. Que dale, que toma, que azúcar y canela, que no hay quien le dé, con el mal a la Micaela. Le puso el doctor, la mano en la frente, y dijo Micaela: Ay doctor, que estoy caliente...". Toda la vida canturreando este villancico para concluir en la envidia que me provoca ese afortunado doctor a quien la Micaela cada Navidad sabe guiar con eficacia hasta llevarle al centro exacto de su aguda necesidad.

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